Laura:
Termino la última pieza, aparto el arco de las cuerdas del puente y respiro profundo bajando el brazo.
Yo...
Un ruido me hace girar por impulso y no hay respuesta.
—¿Brendan?
Sigue sin haberla, suspiro y dejo el instrumento en su lugar antes de dirigirme a la habitación con el bastón que deje al lado del mueble.
Me quedo unos segundos esperando escuchar otro ruido confirmándome que esta despierto y me esta espiando, pero de nuevo no hay nada, entonces me voy a la cama y no tardo en quedarme dormida.
(***)
—¿De casualidad anoche despertaste a mitad de la noche?
Brendan calla.
—No en realidad.—Contesta luego de un largo silencio, escucho sus pasos venir hacia mi y luego el plato al colocarlo en la mesa de centro.
—¿Qué son?
—Galletas sin gluten.—Responde y pruebo una. Estoy por darle un mordisco a otra, pero se me queda en el plato al oírlo.
—Hoy tendre que dejarte antes.
—¿Por qué?—Yo y mi lengua.—Digo ¿Qué sucede?
—Un asunto familiar.—Contesta.—Ya llame a su hermana, no tarda en venir. Estará con ella y mañana tratare de llegar antes.
—Mañana es tu día libre.
—No me importa volver antes.
El corazón se me acelera, trago saliva y digo.—Si es lo que tu quieres, bien.
(***)
Devoro las migajas que quedaron en plato ¿Cómo un enfermero tiene buena "Sazón"? excepto en la comida que no me gusta.
Me ayudo con el bastón y camino hacia la cocina al recordar que dijo que dejo más en el centro de la encimera, escucho la llave de la ducha y me distraigo un momento.
Esta tomando un baño.
Sacudo mi cabeza volviendo a mi realidad y estiro las manos dentro de la encimera, encuentro el tarro de cristal, el cual destapo y meto la mano dentro sacando las galletas, que enseguida empiezo a devorar.
Vuelvo a escucharla ducha y es un teléfono el que me hace sobresaltar.
—Mierda.—Casi boto la tapa.
Molesta dejo las galletas y estiro la mano hasta encontrar de donde proviene el ruido, tardo, pero el móvil sigue sonando y aprieto los dedos en el queriendo callarlo, sin embargo contesto.
—¿Brendan?
Lo suelto en la encima al reconocer la voz de una mujer.
—¿Ahora no hablaras?—Inquiere.—Te estoy esperando y necesito que estés aqui, conmigo.
Me acerco y termino colgando la llamada.
Lo sabia, mentiroso.
(***)
Siento el olor de su perfume antes de oír sus pasos y no se porque me siento fastidiada, antes de que el hable yo me adelanto.
—Puedes irte ahora.—Menciono.—Yo esperare a Danna.
—No tengo problemas con esperar.
—No es necesario.
—Parece que me quieres echar.—Ríe.
—¿Descansar unos dias de ti? Suena bien.
Guarda silencio y golpean la puerta.
Danna.
—Ya esta aqui, ya puedes irte.
—Laura.—Escucho que da un paso hacia mi.—¿Pasa algo?
—No.—Contesto.—Solo quiero que te vayas.
El calla y yo también, no presto atención hasta que se aleja y la voz chillona de mi hermana invade el departamento.
—Hice una lista de sus comidas, estan pegadas al refrigerador.—Comienza a explicar.—Hay agua de manzana que sobro para mañana, también galletas que tuve que alejar de ella porque no dejaba de comérselas.
Aprieto los labios.
—Tengo recetas tambien...
Solo es su trabajo, ten presente eso, Laura.
—Mañana, tarde y noche. Si tienes algún problema deje mi numero y por favor estar al tanto de sus medicamentos.
Solo un trabajo.
—Es bastante ¿Hiciste todo eso?
—Si.—Responde el y oigo su voz en mi dirección.—Tambien...
—Ella ya tiene todo.—Hablo.—Ya te puedes ir.
—¡Laura!—Me regaña Danna.
—Solo ... que se vaya.
Ambos callan y cuando creo que ya no esta, agrega.
—Descansa bien. Te vere el domingo, Laura.
Me muerdo la lengua para evitar responder y ahora si se marcha, Danna no tarda en llegar a mi lado luego de cerrar la puerta.
—¿Me perdi de algo?
—Danna...—Niego.
—Iba muy guapo y muy perfumado ¿Se ira a ver con su novia? Me hubiera encantado que me dijera antes que tenia una nov...
—¡¿Quieres cerrar la boca?!—Alzo la voz y yo misma me sorprendo de mi tono.
Me pongo de pie y empiezo a irme.
—¡Laura, no puedes hablarme asi!
No le respondo y acabo encerrada en mi habitación.
—No era necesario mentirme, Brendan. La verdad hubiera bastado.—Digo en voz baja para mi misma.
Nos leemos.
>>Yiemir.
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En los ojos de Laura
RomansaLa violonchelista Laura Mirren ha perdido el rumbo de su vida tras un accidente y con ello su amor, sus ganas y su deseo de volver a tocar frente a miles de personas. Para Laura su vida no volverá a ser la misma. Y será su enfermero a su disposición...