Laura:
Retiran el último punto de la cortada y el doctor me coge de la muñeca para darle una última revisada.
—Ha cerrado muy bien.—Comenta y me suelta.—No será necesario desinflamatorios. De acuerdo, puede irse.
Me pongo de pie y siento la mano de Brendan sobre mi muñeca.
—Permíteme.
No digo nada y dejo que me lleve hasta la calle. El sol me da en la cara y me muevo buscando la sombra.
—¿Quieres que comer fuera?
—Pense que no podía comer nada de lo que no prepares.
—No, pero me encargare de hacerle saber al chef.—Casi ríe.
Respiro profundo.
—Solo sácame de este lugar.
(***)
Brendan tira la silla para que me siente y enseguida ocupa el lugar a mi lado, para luego pasar a leerme la carta, exonerando las comidas que no puedo comer.
Termino eligiendo algo similar a lo que prepara.
—¿Listos para ordenar?—Escucho la voz del camarero.
—¿Podría hablar con su chef?
Alzo las cejas, el hombre calla, pero despues responde.—Acompáñeme, caballero.
—Enseguida regreso.—Me habla cerca del rostro y aparta su silla.
—Espe...
No lo detengo y el se marcha, me siento incomoda al estar sola y no se si hay personas cerca en la mesa de al lado, y si los hay probablemente no dejan ver al circo de hoy, osea yo.
Vuelven a tirar de la silla.
—Volvi.
Respiro tranquila, no se porque.
—¿Qué hacias?
—Queria asegurarme de que el chef no ponga algo que te haga daño.
—Te preocupas demasiado.
—Es mi trabajo, Laura.
(***)
Al salir del restaurante ya no hace tanto sol.
—Vayamos a casa.
—¿Segura? Puedo pedir un taxi, pero si deseas caminar un poco...
—Adivinare ¿El medico recomendo...
—No.—Me detiene.—Solo si quieres, sino pediré el taxi ahora.
El sol ha bajado asi que... tampoco quiero estar encerrada todo el día.
—Bien.
Empiezo a andar.
—¿Por ahi no?
Tira de mi brazo guiándome.
—Permiso para tocarte.
—Ya me estas tocando.
—Es verdad.
(***)
Es relajante, la ruta que tomamos. El enfermero empieza por llevarme lejos del ruido de la ciudad y empiezo a escuchar voces de niños, también el cantar de los pájaros y los ladridos de un perro.
—¿Un parque?
—Crei que seria el mejor lugar.
Trago saliva.
—¿Me equivoque?
Prefiero no responder.
—¿Quieres que te de un detalle de todo alrede...
—No, creo que ya he venido antes.
No dice nada y mis pies frenan al escuchar un ruido similar, "un ruido" con el que he trabajado antes.
—Deberíamos ir...
—Acabamos de llegar.
Mis pies siguen avanzando y el ruido se hace más fuerte, lo reconozco mejor.
—Es...
—Un violonchelista.
Cierro los labios y empieza a tocar más fuerte. Debe estar recolectando monedas, eso suele haber aqui, te encuentras talentos donde menos te lo esperas.
La música se hace más alta y trago saliva.
—¿Ideaste esto?
—Por supuesto.—Contesta el enfermero y frunzo el ceño.—Yo adivine la hora exacta en que debíamos pasar por aqui para encontrarnos con un musico.
—Sarcástico.
Se ríe.
El hombre deja de tocar y empieza a agradecer en medio de aplausos, me uno a ellos y menciono:
—Ya quiero ir a casa.
(***)
Mis manos acarician la tapa delantera del violonchelo, la música vive en mi cabeza al igual que la letra, pero mis manos sueltan con facilidad el instrumento.
—¿No puedes dormir?
Levanto la cabeza.—¿Dejaras de espiarme en algún momento?
—Solo hago mi...
—Tu trabajo, ya entendí.—Contesto y me vuelvo hacia la voz.
Me alejo del violonchelo y empiezo a caminar con ayuda del bastón. Cuando siento que estoy cerca de Brendan me detengo.
—No quise ser grosera la otra noche.
Esta tan sorprendido que se mantiene callado.
—Pero esta etapa acabo para mi.
—¿Y por qué estas despierta, Laura?
La pregunta me deja más dudas que respuestas sobre mi misma. Escucho que se va y respondo para mi misma.
—No lo se.

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En los ojos de Laura
RomanceLa violonchelista Laura Mirren ha perdido el rumbo de su vida tras un accidente y con ello su amor, sus ganas y su deseo de volver a tocar frente a miles de personas. Para Laura su vida no volverá a ser la misma. Y será su enfermero a su disposición...