15. Paprika

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Laura:

—Escucho que bates algo.—Menciono apoyada en la mesa central.

—¿Quieres probar?

Arqueo una ceja y enseguida siento como me toma del brazo para luego guiarme hacia la cocina, pone el cucharon en mi mano y olfateo el olor.

—¿Chocolate?

—Adelante.—Me ínsita.

Le doy una lamida a la cuchara saboreando el dulce y me paso la lengua por los labios.

—La próxima semana me quitan las vendas. —No se porque se lo digo, aunque ya debe saberlo bien.

—Hoy es un día menos.

Trago saliva.

—¿Tienes algún recuerdo...?—Se detiene cuando giro mi cabeza en dirección a su voz.—Tal vez es algo que no desees recordar, lo siento.

—Si, es algo que no quiero recordar.

Todo fue malo ese día. 

El accidente, el dolor y...

Empiezo a irme, pero me detengo. 

—Si estoy aqui es gracias a alguien.

El se queda callado.

—No estoy segura si eso es bueno o malo para mi.

—Laura. 

—No recuerdo quien me saco.—Añado.—Pero salvo mi vida y recuerdo que dijo "Estoy aqui". Que no se iria.

Suspiro.

—Depende de los resultados de la siguiente semana si estare agradecida con el o si lo odiare por no darme un final decente.—Termino y me marcho hacia el mueble.

Esperanzas... 

¿Desde cuando empece a tenerlas?



(***)



—Ire a la tienda de la esquina un momento.—Lo escucho decir.—Me olvide la paprika.

Se marcha y me acuesto sobre el mueble, estoy por ponerme los audífonos cuando golpean la puerta muy fuerte.

—¡¿Te olvidaste la llave? 

No hay respuesta.

Vuelven a golpear y me pongo de pie, arrastro ambos sin ganas y vuelvo a hablar.

—¡Ya voy!

Golpea más fuerte y abro de golpe. 

—¡Ya dije que ya voy! 

Respiro profundo.

—¿Qué, se te olvido algo?

Solo hay silencio, pero no me siento sola... es extraño.

Mierda.—Pronuncio y cierro de golpe.

Por seguridad también pongo el seguro y no pongo mi música esta noche.


Brendan:

—¿Llevara solo paprika?

Observo los estantes y regreso por los tallarines, y algunas especias. 

—Ahora si, es todo.

Me cobra los productos y me entrega todo en una bolsa blanca, inicio mi regreso hacia el departamento, pero ni bien salgo de la tienda, la veo. 

—Brendan...

La bolsa se me cae.

—Valeria....

—¿Cómo has podido, Brendan?—Me pregunta con lagrimas en los ojos. 

La pregunta me ofende y cierro el puño alrededor de la asa de la bolsa.

—¿Cómo he podido que?

Ella se paraliza al oírme.

—Es lo mínimo que podemos hacer por ella, Valeria.



En los ojos de LauraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora