Laura:
De verdad es el...
Lo detallo y luego mi atención regresa a sus ojos mientras sus manos me presionan el trasero y su erección se hunde cada vez más profundo, mis manos toman sus hombros y dios, vuelvo a detallar lo atractivo que es.
¿Siempre se vio asi de sexy cada vez que estuvimos juntos? ¿O estoy muy pasada de copas?
Dejo que mis parpados se cierren y recibo sus besos en mi cuello, mis brazos no lo sueltan y empiezo a sujetarme, el mismo hace que mi cuerpo salte y me deja sin habla la fuerza que tiene en los brazos.
—Como te he echado de menos.
Mi mascara, que ya estaba entre mi cintura y la suya, se acaba por resbalar hasta el piso.
—Solo cógeme, no hables.—Le ordeno.
Se ríe, pero hace lo que le digo. Todas las noches de sexo parecen nada comparadas a esta, menos la suyas.
Mis muslos se frotan rozando la piel y el pantalón de tela que no ha caído, su boca regresa a la mía y me devora, pierdo la razón y me dejo coger por el en el baño más lujoso que debo haber pisado.
(***)
—Laura.—Me llama mientras termino de subirme las bragas.—Tenemos que hablar...
—Y yo tengo una presentación que dar.—Menciono mirándome en el espejo.
Me vuelvo hacia el y mi corazón se acelera con la mirada que me lanza.
—Disfruta el resto de la noche, Brendan.
Lo rodeo y salgo del baño. Escucho que empuja violentamente la puerta y siento como tiran de mi brazo, girándome hacia el.
Brendan solo sonríe.—Despues de la presentación.
Su agarre se suaviza, pero me quema.
No digo nada, solo inicio mi camino escaleras al primer piso.
(***)
Separo el arco de las cuerdas del violonchelo, mis compañeros y nuestro director se detienen también para dar paso a los aplausos.
Agradecemos con una reverencia y al levantar la mirada nuevamente lo encuentro mirándome desde el centro del salón.
¿Qué voy a hacer ahora?
Por qué me lo pregunto si quiera, se quien es Brendan Lawrence y no lo quiero en mi vida.
No lo debo tener en mi vida.
(***)
—¿Celebramos?—Nos ofrece uno de los chicos y todos nos negamos. Los instrumentos lo suben a la camioneta.
—Suficiente por una noche.
—¿No te parecio bastante fiesta esta?
—Estoy cansada, mis pies quieren descansar.
Sonrio.
Entrego mi violonchelo, ya que pasaran casas por casas hasta dejar al último, pero ni bien mi director toca mi instrumento, otra mano se interpone.
Me giro y Brendan aprovecha para quitarle el violonchelo.
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En los ojos de Laura
RomansaLa violonchelista Laura Mirren ha perdido el rumbo de su vida tras un accidente y con ello su amor, sus ganas y su deseo de volver a tocar frente a miles de personas. Para Laura su vida no volverá a ser la misma. Y será su enfermero a su disposición...