Capítulo 17. Mi pequeña Phoebe

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[Sarah's Pov]

Aquel día después de salir de la consulta fuimos, como dijo Ethan, a la tienda a por cosas para nuestro bebé. Compramos una cuna preciosa, un cambiador, un sillón (para poder sentarme al darla el pecho en su cuarto) y muchas más cosas. También la compramos ropita, aunque la elegí yo toda porque Ethan y yo tenemos gustos muy diferentes. Como hacía calor la cogí muchos vestiditos, zapatitos muy chulos y algún que otro sombrerito para taparla al sacarla a pasear.

(...)

Ahora la pequeña Phoebe tiene dos meses y es una niña muy guapa y muy feliz. Desde que ella nació Ethan y yo nos hemos distanciado un poco por culpa de su trabajo y porque yo no hago más que cuidarla. Al estar todo el día pendiente de ella no puedo dedicarme a otras cosas. Y aunque apenas nos veamos nos seguimos queriendo como el primer día.

Es muy duro criarla medio sola pero sé que se mata a trabajar por nosotras y lo entiendo. También me ha pedido matrimonio y me ha prometido que cuando la pequeña Phoebe sea unos meses más mayor y no necesite tantas cosas reducirá su jornada laboral.
La verdad es que estoy llendo al psicólogo, aunque Ethan no lo sabe. De vez en cuando me entra la depresión y no soy capaz de coger a Phoebe cuando llora.

Espero que cuando vaya creciendo no me pase más. Ya que quiero ser una buena madre.

El día que la tuve, estaba viendo mi serie favorita cuando rompí aguas. Rápidamente llamé a Ethan y decidimos ir al hospital. Estaba bastante nerviosa y tenía mucho miedo. Me llevaron a la sala de partos en cuanto llegué al hospital y tras veinte horas de contracciones por fin la tuve. Recuerdo que al verla la carita lo primero que pensé fue que se parecía a Ethan y tras ese pensamiento me eché a llorar. Me la pusieron sobre el pecho y Ethan cortó su cordón umbilical. Era preciosa, estaba morada y tenía mucho pelo en la cabeza.

Aún no podía creerme que fuese madre. Que tuviese a mi propio bebé en brazos. Era demasiado surrealista.
Entonces fue cuando me di cuenta de que estaba conmigo, que la tenía entre mis brazos y estaba viva. Que se movía y lloraba, que ella me necesitaba para vivir.

La niña pesó dos kilos novecientos gramos y midió cuarenta y cinco centímetros.

Solo esperaba ser buena madre. No fallarle a mi pequeña y poder mantenerla.

Estuvimos tres días en el hospital y nos fuimos a casa. Phoebe era bastante tranquila, apenas lloraba y dormía del tirón por las noches. Comía muy bien y cada día era mas bella.

Jamás olvidaré el día en el que me convertí en madre. Y es que aquel día fue el mejor día de mi vida entera.

Ethan Fitzgerald [EDITANDO] [LS 2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora