Capítulo 29. Un pequeño desliz

24 7 0
                                    

-Esta mañana, cuando salí al bosque a pasear, me encontré a Ben y como pensé que habíamos dejado lo nuestro... yo... hice el amor con él pensando que ya no estábamos juntos y... siento ciertas cosas hacia él.

Se quedó mirando al suelo, supongo que estaba analizando lo ocurrido, así que decidí darle su tiempo.

E: Vámonos, ya.

Se levantó y se metió en la casa. Dio unos cuantos gritos, aunque no pude escuchar con claridad lo que decía. También oí a Phoebe llorar y un rato después salió con las maletas y la pequeña detrás suya.

-No podemos ir a casa.

E: ¿Por qué?

-No sé... tal vez porque Phoebe está en forma de creepy.

P: ¿Qué es un crepy?

E: Una persona como el yayo amor.

P: Mami -intentó llamar mi atención de una forma muy dulce.

-Dime amor.

P: Ahora no soy tan guapa como tú, ahora soy fea.

-Mi vida no eres fea, eres preciosa, como siempre, tú nunca serás fea.

Ella negó y agachó la cabeza triste.

P: ¿No podemos ir a casa por mi?

Me agaché a su altura y abrí los brazos para que me abrazase.

-Ven amor.

Me abrazó fuertemente, escondió su carita en mi cuello y no se soltó.

-Buscaremos alguna forma para que vuelvas a ser como antes ¿si amor?
Entonces ella asintió.

P: Yo quiero estar con el tito Ben mami, porfi.

-Tenemos que irnos cariño.

P: ¿Por qué?

-Porque papi lo ha dicho.

P: Pues yo no quiero.

-Tenemos que irnos.

P: ¿Y Matt?

-Está en su casa y hasta que no vuelvas a ser humana no puedes verle.

Entonces comenzó a llorar entre mis brazos y se escondió más en mi pecho.

-Ethan, ¿puedes ir a hablar con mi padre? por favor.

E: Vamos todos.

-No pienso volver a ir allí nunca más.

E: Es la única forma de que Phoebe no sea crepy, vamos.

P: Mami, yo quiero ver al yayo.

-He dicho que no voy a ir y no voy, ya está, ir vosotros, yo no pienso pisar esa casa nunca más.

Ethan se acercó a mi y cogió mis manos entre las suyas y se agachó.

E: Es lo mejor para Phoebe, solo tendremos que hablar con Slender.

Cuando le escuché suspiré y acabé accediendo.

-Iré pero no pienso entrar dentro, que os quede claro señoritos.

E: Debemos comer -me acarició la barriga dulcemente- este gordito necesita comida.

Sonreí un poco y le abracé.

-¿Me perdonas?

Él asintió, a lo que le cogí de la barbilla y le besé dulcemente.

P: Aggggggg -dijo Phoebe tapándose los ojos- cosas de mayores aquí no, por favor.

Empecé a reír al escucharla y la acurruqué en mi pecho abrazándola.

E: Vamos enanas.

Empezó a caminar con la maleta a cuestas. Yo me limité a seguirlo mientras lo miraba y me di cuenta de que aunque nuestro amor no fuese como al principio yo le seguía amando por encima de todo.

Phoebe me cogió de la mano y la observé. No entendía como llevaba siempre el oso encima, ¿no la molestaba? ¿Cómo no se le perdía?

-Amor, ¿cómo te gustaría que se llamase tu tato?

P: Uhm... Adam.

Sonreí mirándola, puesto que me encantaba el nombre y había dado en el clavo.

-Phoebe y Adam Montgomery, me gusta, me gusta mucho, si.

Phoebe comenzó a dar saltitos y a tararear una canción que yo desconocía; sonreía y le iba dando patadas a todas las piedras que veía.

-Te quiero enana.

Sonrió feliz y me miró.

E: Ya hemos llegado amores.

Miré la casa y le miré a él sin querer entrar dentro, pero sin duda alguna, no me quedaba otra opción.

P: Vamos mami.

Comenzó a andar de mi mano hasta que se soltó y empezó a correr en dirección a la casa. Tocó la puerta y abrazó a su osito esperando.
Yo me quedé en frente de la casa, a unos cinco metros, más o menos, mirándoles.

Ethan Fitzgerald [EDITANDO] [LS 2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora