Capítulo 22. De vuelta a mi vieja vida

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-Phoebe amor, a dormir.

P: ¡No!

Y empezó a correr por toda la casa dirigiéndose hacia las escaleras, cuando de repente se tropezó pisando el enorme camisón y oí un enorme ruido. Cuando me asomé para ver que había pasado, ella estaba en el suelo llorando, a lo que corrí hacia su diminuto cuerpo y la cogí en brazos.

-Shh amor ya está mami aquí, tranquila, ¿dónde te has hecho daño?

Como no contestaba y solo se limitaba a llorar sin parar, atrajo la atención de toda la casa, sobretodo la de mi padre.

Sl: ¿Qué pasa Sarah?

-Se ha caído.

Sl: Phoebe, ¿qué haces aquí? -la cogió entre sus brazos calmándola- vamos a dormir amores -dijo inspirándome tranquilidad.

Fui a mi cuarto y esperé a que viniese. Cuando vino, Phoebe ya estaba dormida. La puso sobre mi pecho y nos dio las buenas noches yendo a su dormitorio. Abracé a mi pequeña y me dormí con ella en mi pecho.

Mientras dormía soñé con Ethan.
Soñé que venía en mi busca y me pedía perdón, que me decía que no quería perderme y que yo era todo lo que tenía.

Me desperté de golpe y para mi no sorpresa el hombre de mi vida no estaba ahí. Ni si quiera se había dado cuenta de que me había ido. Tumbé a Phoebe en la cama y la arropé. Bajé abajo y salí fuera.

Serían las cinco de la mañana ya que el sol apenas estaba saliendo. Me senté en la hierba e inspiré el aire puro del bosque y miré los árboles.  Empecé a escuchar unos ruidos y noté una presencia. Una presencia que no me era familiar. Un extraño estaba ahí, sin duda. Intenté ignorar los ruidos y centrarme en el bonito paisaje que estaba admirando, pero no lo conseguí y empecé a tener miedo, ya que yo ahora era humana y si era un nuevo crepy que no me conocía podría estar en peligro.

Observé todo con la intención de diferenciar algo, alguna sombra, algún ruido, algo, pero no fui capaz.
Los árboles eran muy altos e impedían que entrara la luz del día en el bosque, así que no se veía nada.
Me acaricié la barriga triste y me levanté. Intenté seguir los ruidos y lo único que hice fue perderme. 
Cansada me senté bajo un árbol y me quedé profundamente dormida.

Al notar una respiración en mi sien me desperté, pero sin abrir los ojos. Esperé a ver que quería hacer esa persona, o ese ser conmigo y me hice la dormida. De repente alguien acarició mi mejilla con sus dedos. Lo hizo dulcemente y con cuidado.
Intenté no hacer ningún movimiento pero me era imposible, que me acariciasen la mejilla era uno de mis puntos débiles junto a los besos en el cuello.

Con la otra mano acariciaba mi muslo delicadamente. No podía distinguir si era un crepy o una persona así que decidí no jugarmela.

Las caricias fueron hasta el borde de mi pantalón quitándolo al instante.
Entonces me cabree y le cogí por el cuello tumbándolo en el suelo.
Agradecí tener aún la fuerza que tenía cuando vivía con mi forma sobrenatural, ya que en momentos así la necesitaba. Me fijé bien y vi que era un crepy. Un crepy que no conocía.

-Quién eres y que haces aquí.

X: Eso te lo tendría que decir yo preciosa.

En un instante me puso debajo suya y me agarró impidiendo que me moviera.

-Nunca te he visto en la crepy house, quién eres -en cuanto acabé de formular mi pregunta él rió sin humor.

X: No todos los crepys vivimos en la crepy house hermosa.

-Todos menos cinco y los conozco a todos. Soy la hija de Slenderman sabes.

X: Yo soy Ben Drowned y hace tiempo que no veo al viejo Slender.

-Nunca me ha hablado de ti.

B: ¿Está cerca la crepy house?

-Supongo, me perdí al seguir unos ruidos, los cuales intuyo que los produciste tú. Además hace tres años que no vengo por aquí y total, antes nunca me dejaba ir sola al bosque, así que estoy algo desorientada.

Él se quitó de encima mía y me ayudó a levantarme. Le miré y no daba tanto miedo, es más, no lo daba.
Era rubio y tenía los ojos verdes.

Supe que era crepy por sus cicatrices y porque estaba lleno de sangre. Cosa que le hacía más atractivo aún.

B: Tiene que ser por aquí -empezó a caminar delante mía.

-¿A que me llevas? He andado demasiado y mis pobres pies no pueden más -puse ojitos y un puchero adorable.

B: Te llevo porque Slender se enfadaría si no, y no quiero tener malos rollos con él -me subió a su espalda y siguió caminando.

-¿No ayudarías a una pobre embarazada? uy que mala persona tengo delante mía -dije sarcástica.

B: Soy crepy, soy malo por definición.

-¿Hasta con las chicas guapas?

B: A las chicas guapas las violo.

-Entonces me alegro de ser fea.

Nada más acabar de decir eso empezó a reír y me quedé embobada con su risa ronca.

B: Te has despertado, sino, estarías contra el árbol gimiendo.

-Dudo que gimiera contigo.

B: Gritarías pequeña.

-No creo.

Y entonces empecé a darle besitos en el cuello para provocarle. Vi como de la nada su pantalón se iba apretando y se notaba un gran bulto.

-Que simple eres.

Ethan Fitzgerald [EDITANDO] [LS 2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora