Ken fue a buscar el auto y Ollie salió de la cabaña para despedirse de Mark. Sólo tendrían una charla rápida, Ken los alcanzaría cuando todo estuviera listo y luego se marcharían los dos, dejando atrás aquellas preciosas montañas nevadas que parecían habérsele negado desde el principio.
Cansado vio a Mark caminar hacia él, saludando con la mano. Sonrió correspondiendo el gesto y cuando el hombre estaba por llegar a su encuentro, un chico apareció de la nada y le pidió una fotografía. Ollie ladeó el rostro, ya había notado que era común que eso pasara, Mark era muy popular y de vez en cuando le pedían fotos.
Con paciencia esperó a que el hombre se desocupara, aun cuando su estado de ánimo no era el mejor. La situación actual le estaba dejando un regusto melancólico, las montañas nevadas no ayudaban a levantarle el ánimo, por lo que tardó en darse cuenta que algunas personas se detuvieron cerca de él e intercambiaban opiniones. Como su mente estaba en otro lado, las palabras tardaron en adoptar un significado en su mente.
—¿Quién se está tomando fotos con Mark?
—Es ese chico que se cree influencer, el pobretón que compra ropa de segunda mano.
—Ay ¿Ese? Vi sus redes sociales, lo tuve que bloquear porque me moría de la vergüenza como presumía su ropa usada.
Una oleada de risas hizo que la cara de Ollie se pusiera roja de la vergüenza. No sabía porque, pero las risas se sintieron como un golpe en el estómago. De repente estaba otra vez en la preparatoria, escuchando a las demás personas burlándose de él porque sus padres habían muerto y su abuelo estaba quedándose sin dinero.
—Lo que está usando ahora seguro lo robó de un muerto.
—¿Por qué la empresa permite que siga trabajando aquí? La gente va a decir que no pagan lo suficiente.
—Es que están cumpliendo una cuota de inclusión, ya sabes cómo son las generaciones de ahora.
—Hace unos años lo hubieran obligado a comprar ropa como la gente decente.
—Hace unos años lo habría despedido por andar haciendo tonterías en internet.
Ollie levantó la vista, el chico estaba grabando un vídeo con Mark a su lado, ambos movían los labios sin decir nada, pero notó el momento exacto en el que este escuchó las burlas hacia su persona y cómo se obligó a seguir sonriendo para la cámara. La tensión, la vergüenza y la humillación eran viejas amigas y las reconocería donde fuera.
—Toda la ropa es usada, incluso la de los grandes almacenes ¿Creen que son las primeras personas que se probaron las prendas que traen puestas? Son tan tontos que seguramente ni siquiera la lavaron antes de ponérsela —espetó, tan alto que Mark y el muchacho dejaron lo que estaba haciendo, sorprendidos por el sonido de su voz. Quizás se exaltó un poco, pero daba igual, si ya iba a marcharse y ya había peleado con el dueño ¿Qué más daba pelear con el resto de los empleados?
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El bebé del jefe
Romance(LGBT) Ollie necesita desesperadamente un trabajo y cuando por fin parece que llegó al lugar indicado, un fantasma de su pasado aparece para atormentarlo. . . Novela participante en el Open Novella Contest.