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El padre de Kenneth llegó antes de lo usual y le estaba echando la bronca, acusándolo de meter a una novia a la casa mientras esté se quedaba callado e intentaba rebatirle con voz nerviosa

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El padre de Kenneth llegó antes de lo usual y le estaba echando la bronca, acusándolo de meter a una novia a la casa mientras esté se quedaba callado e intentaba rebatirle con voz nerviosa. Ollie estaba en el pasillo, observando la escena que se desarrollaba al pie de la escalera, no sabía que hacer a continuación, no quería meter a Kenneth en problemas, pero sabía que si el padre del muchacho los encontraba juntos se armaría una grande.

Kenneth nunca lo dejó encontrarse de frente con el hombre, por lo que apenas conocía su rostro, pero no le hacía falta más para saber que era un bestia.

—Ollie —Rowan le hizo una seña para que fuera a su habitación, este corrió a encontrarse con él, quien le metió dentro del cuarto al tiempo que en el primer piso el padre de Kenneth aseguraba que revisaría la habitación de su hijo de pies a cabeza para encontrar a la supuesta novia.

Rowan ocultó en su armario, desde donde escuchó el escándalo en la habitación de al lado, la sucesión de gritos y cosas rompiéndose lo tomaron por sorpresa. Cuando todo se quedó en silencio, una extraña sensación de intranquilidad lo invadió, por lo que se metió entre los trajes colgados de Rowan. El dichoso armario era prácticamente una habitación con cientos de conjuntos colgados, zapatos, chaquetas, gorros, todo lo que pudieras querer para estar vestido impecable, además de un espejo enorme en medio del mismo, adornado con luces de Hollywood.

Ollie acababa de esconderse cuando el padre entró a la habitación de Rowan.

—¿La estás escondiendo aquí? —perjuró. Pudo notar cómo Rowan se sobresaltaba.

—Aquí sólo estoy yo —dijo.

Acto seguido se escucharon ruidos de búsqueda frenéticos, pero muy poco minuciosos que barrieron como una tromba hasta que la puerta del armario se abrió de golpe. Ollie se sobresaltó, pero logró mantenerse quieto, el hombre no pareció prestarle mucha atención al lugar y se marchó casi enseguida. Ollie no se atrevió a salir y notó que Rowan tampoco hizo amago por sacarlo, permanecieron ignorándose por unos diez minutos hasta que la puerta se abrió otra vez.

—¿Pasa algo? —La voz de Rowan se escuchó un poco más tranquila.

—Recoge este desastre —sentenció su padre y esta vez se fue de verdad.

Ambos estuvieron fingiendo que el otro no existía durante dos horas, hasta que Rowan consiguió sacarlo de la casa. Una vez fuera ambos comenzaron a reírse, en medio del alivio de haber engañado a su perseguidor. Ollie no era muy cercano a Rowan, pero compartió momentos como ese en varias ocasiones, después de todo una vez hermano mayor, siempre eres un hermano mayor.





Miriam lo alcanzó en la escalera que daban a la cafetería, se sentó su lado y le acarició la espalda.

—Lo siento —dijo y no agregó más, no hizo falta, Ollie entendió que estaba siendo sincera.

El bebé del jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora