Capítulo 11: Conociendo a los suegros.

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Capítulo 11: Conociendo a los suegros.

El vuelo transcurrió sin inconvenientes, y tras varias horas en el aire, finalmente llegaron a Japón en plena noche, con el aeropuerto casi desierto debido a la diferencia horaria. Al bajar del avión, Santiago y Operetta no pudieron evitar sentirse sorprendidos al ver a Yuugi esperándolos cerca de una imponente limosina negra. La limosina estaba escoltada por cuatro Suburbans blindadas, y alrededor de ellas, varios demonios oni de piel roja, altos, musculosos y portando armas, se mantenían en una formación protectora, cuidando cada movimiento.

En cuanto Santiago descendió del avión, Yuugi lo vio y fue directamente hacia él, abrazándolo con una sonrisa llena de alegría y orgullo.

—¡Hijo mío! —exclamó Yuugi, estrechándolo con fuerza e incluso alzándolo girando sobre su propio eje muy contenta de ver a su pequeño demonio.

Santiago correspondió al abrazo y dejo que su madre lo apapachara, pero cuando ella finalmente lo soltó, fue Operetta quien quedó boquiabierta. La altura de Yuugi, quien medía nada menos que 2,10 metros, la hacía ver imponente y elegante en su vestido negro que resaltaba su porte majestuoso y distinguido. Yuugi le sonrió a Operetta, quien, aunque nerviosa, se inclinó ligeramente en señal de respeto.

—Tú debes de ser Operetta, —dijo Yuugi con una voz suave pero firme, que no dejaba dudas de su presencia. Operetta asintió, sus mejillas sonrojadas y su mirada algo tímida mientras se ajustaba el cabello, sintiendo un leve nerviosismo en el pecho.

—Sí, mucho gusto, señora Hoshiguma, —respondió ella con una voz que intentaba sonar segura, aunque Santiago notó su leve temblor.

Yuugi le extendió una mano para que subiera a la limosina, donde la esperaba un lujoso interior. Operetta, un poco abrumada, subió junto a Santiago, y, una vez dentro, Yuugi los siguió, acomodándose frente a ellos mientras las puertas se cerraban y el vehículo comenzaba a moverse con la escolta siguiéndoles.

—Así que... tú eres la famosa Operetta, la que ha conquistado el corazón de mi hijo, —dijo Yuugi, mirando a Operetta con una mezcla de interés y amabilidad.

—Sí, señora. Santiago y yo... hemos estado juntos, y, bueno, él significa mucho para mí, —respondió, su tono algo tímido pero sincero.

Yuugi soltó una pequeña risa y asintió, satisfecha con la respuesta.

—No tienes que estar nerviosa, querida. Llámame Yuugi, por favor, —le dijo con una sonrisa cálida que alivió un poco la tensión en el aire. —Debo decir que, por lo que veo y lo que Santiago me ha contado, pareces una buena persona y, más importante, eres alguien que lo hace feliz. Eso es lo único que me importa.

Santiago miró a su madre, agradecido de que se mostrara tan acogedora con Operetta. Él entrelazó su mano con la de su novia para hacerla sentir más cómoda.

—Gracias, Yuugi. Santiago me ha hablado tanto de ti, y me alegra poder finalmente conocerte en persona, —contestó Operetta con una sonrisa nerviosa.

—Y yo estoy encantada de que lo hayas acompañado hasta Japón. Espero que disfruten de su tiempo aquí; hay mucho que ver y muchas presentaciones donde espero verte brillar, Operetta, —le dijo Yuugi con orgullo, mirando a Santiago.

Mientras avanzaban por la ciudad iluminada, Operetta comenzó a relajarse, sintiéndose cada vez más acogida por Yuugi y emocionada por lo que les esperaba en este viaje.

Yuugi observó a Santiago y Operetta con una sonrisa de satisfacción antes de volverse hacia su hijo con un tono un poco más serio.

—Oh, y algo más, Santiago. —dijo Yuugi, mirándolo con una ligera pausa—. Tu padre también está en Japón en este momento. Vino por unos asuntos de negocios y, cuando se enteró de tu relación con Operetta, decidió que quería conocerla en persona.

El Demonio Oni de Monster High (OC x Operetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora