Capítulo XIII Segunda Oportunidad

24 4 52
                                    


Las cortinas de color gris impedían el paso de la luz matutina a una habitación que estaba en penumbra. Dentro de la pieza, Mu se encontraba recostado boca abajo y su cabello desparramado por su espalda y hombros, y unos cuantos mechones colgando por la orilla de la cama. Con un poco de dificultad, el ariano despertó, se sentía adolorido y cansado. Al moverse un poco, sintió que algo le impedía enderezarse. Al levantar un poco su cabeza y voltear a su derecha, descubrió que el brazo de Saga estaba encima de su espalda. Mu volvió a recostarse para contemplar al griego que dormía plácidamente.

Sin apartar su vista del geminiano, Mu pensaba en lo mucho que lo extrañó y lo que le dijo abiertamente a Shaka, que amaba a ese hombre con todo su ser. Ambos admitieron que se equivocaron, ambos buscaron el perdón del otro, y ambos admitieron que no querían volver a estar separados. Por puro impulso, Mu acarició la mejilla del geminiano.

- ¿Estás bien? –escuchó el ariano

- Un poco cansado...

Riendo levemente al tiempo que abría sus ojos aguamarina, Saga dijo:

- Me imagino. Anoche me sorprendiste.

Un tanto apenado, Mu dijo al tiempo que desviaba un poco la vista:

- N-no tienes que mencionarlo.

Acariciando la mejilla del pelilila, Saga dijo al tiempo que esbozaba una discreta y traviesa sonrisa:

- No tienes por qué avergonzarte. De hecho... me gustaría volver a verte actuar así.

- ¿Qué?

Acercándose al sorprendido ariano para abrazarlo, el geminiano respondió:

- Te mirabas tan seguro y tan decidido... No me permitías tocarte, sólo eras tú quien actuaba. Esa manera de restregarte en mí... -siguió a la vez que besaba el cuello de su amante- De pedirme que volviera a probarte...Cómo entraste en mí, haciéndome tuyo y cómo te montaste sobre mí... En verdad me impresionaste, Mu. -al notar como el pelilila se tensó y ruborizó, de una manera más serena y sin dejar de besar su cuello, Saga agregó- No sientas pena ni vergüenza... Sólo deseo que volvamos a repetirlo...

- Saga... -Mu ya estaba tanto nervioso como excitado

- Ahora... -de un brusco movimiento, Saga tendió a Mu de espaldas para luego colocarse encima de él. Mirando fijamente los hermosos ojos jade del joven y el cabello lila desparramado por toda la almohada y cayendo por la orilla de la cama, el griego dijo en un tono de voz bajo y grave, logrando poner más nervioso al ariano- Permíteme seguir mostrarte cuán arrepentido estoy y seguir pidiéndote tu perdón ...

- ¿Qué...?

Como respuesta, Mu sintió como Saga entraba en él y besaba intensamente su cuello, haciendo que arqueara la espalda y soltara un fuerte gemido que se escuchó por toda la habitación...


Había pasado una hora desde que amaneció, Mu se encontraba camino de regreso a su templo. No pudo evitar soltar un ligero quejido, el cuerpo le dolía tras haber pasado dos días enteros en la Casa de Géminis, reconciliándose con Saga.

- Es la segunda vez que Saga se comporta así de intenso... -se dijo para sí mismo a la vez que colocaba su mano en el lado izquierdo de su cuello- A veces olvido lo brusco que puede llegar a ser... Lo bueno es que pudimos hablar y aclarar las cosas...

Mientras Mu subía la escalinata de la parte trasera de su templo y seguía pensando de lo que habló con Saga, una voz nada amistosa lo recibió al momento en que puso un pie dentro de la Casa de Aries:

Una Vida AmándoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora