Transcurrió una semana. Durante ese tiempo, Saga le pidió a Mu que volviera a trabajar en el recinto, aunque, en adelante, serían ocasionales para no llamar tanto la atención; a su vez, prometiéndole que lo estaría visitando cada tercer noche en su templo. Mu aceptó ese acuerdo.
Pareciera que las cosas estaban yendo bien para Mu, trabajaba con normalidad en su taller y salía a pasear con sus amigos o los ayudaba con algún favor. Lo que en verdad le sorprendió, es que Camus en un par de ocasiones fue a verlo para pedirle un favor, aunque su carácter reservado y su conducta de indiferencia seguía siendo un factor en el que no terminaba de limar asperezas con el francés. El punto a favor, es que Milo siempre estaba ahí para suavizar el ambiente.
Otra cosa que llamó la atención a Mu es que, de las dos ocasiones que fue al recinto del Patriarca, Afrodita se guardaba sus comentarios. Sólo se limitaba a saludar y despedir al ariano. Fue un poco extraño para el pelilila, quizás en verdad su compañero quiere hacer las paces. Se dijo para sí mismo que se daría un tiempo para hablar seriamente con él.
Ante la situación de Afrodita, Mu no pudo evitar pensar en Shaka. Ya tenía varios días que no lo ha visto. Se enteró por voz de Aioria que el rubio apenas y sale de su templo. Estando fuera del edificio de la gran sala, Mu levantó la vista al cielo, soltó un ligero suspiro antes de entrar tras decir que, después de sus deberes, iría a buscar a su amigo.
Una tarde en que Mu estaba visitando a Aioria, los dos jóvenes estaban teniendo una plática de lo más tranquila. En eso, Aioria desvió un poco la vista al percatarse de que una conocida figura estaba cruzando por su templo.
- ¡Hey, Shaka! –le habló- ¿No quieres venir a pasar un rato con nosotros?
El rubio vilmente desvió el rostro e ignoró por completo al griego, quien se sorprendió al ver la manera en que su compañero reaccionó.
- ¿Qué le pasa? –preguntó en voz baja y con un ligero aire de enfado- Creí que ya no estaba molesto conmigo después del "regaño" que le di.
Soltando un ligero suspiro, a la vez que veía en dirección por donde el virginiano pasó, Mu respondió:
- El problema es conmigo, no contigo, Aioria.
Recargando su barbilla en su mano, el león preguntó:
- ¿Siguen sin hablarse? Creí que aclararon sus diferencias.
- No precisamente... -desviando un poco la vista, dijo- Se enteró que regresé con Saga y---
- Se enojó contigo otra vez. –terminó de decir Aioria. Soltando un ligero resoplido a la vez que se enderezaba, dijo- Parece que no entendió nada de lo que hablamos. Dime, Mu, ¿quedaron en algo en caso de que no regresaras con Saga?
Mirando directamente a los ojos de su amigo, el ariano respondió:
- No. Sólo le pedí que no se ilusionara.
Regresando su mirada por donde pasó el rubio, el león dijo con un tono irónico:
- Por lo visto, tampoco entendió o no quiso comprender lo que le dijiste. –volteando a ver a su amigo, continuó- Dale tiempo. Si quieres, hablo con él después.
- Te lo agradezco, Aioria. Pero esto es algo que yo debo resolver directamente con Shaka.
Con un ligero tono burlesco, el castaño dijo:
- Mucha suerte con eso, amigo.
Después de haber pasado una agradable tarde con Aioria, Mu se encontraba camino de regreso a su templo. Al llegar al descanso que se encontraba entre la Casa de Tauro y la de Aries, el primer guardián desvió un poco la vista hacia donde se encontraba el risco, lugar donde encontró a Shaka, sentado sobre la columna caída.
ESTÁS LEYENDO
Una Vida Amándote
Hayran Kurgu¿Es posible amar a alguien desde la niñez? ¿Cuándo es el momento indicado para decir si es amor o no? ¿Cómo puede uno saberlo? La vida de Mu, no sólo se basará en conocimiento, preparación y entrenamiento como guardián del primer templo, sino de con...