"Un par de copas" →Yoonmin

14

—Jimin —llamaron a la puerta. El mencionado se limpió las lágrimas con la manga de su suéter y sorbió su nariz.

—¿Jackson?

—¿Estás bien?

—Sí, ¿por qué?

—Pues...

Jackson pareció dudarlo un poco, pero después de unos segundos soltó un suspiro y decidió decirle.

—Lo vi salir del edificio, pensé que te había dicho algo o que...

—Solo quería hablar conmigo... —Se sentó un su cama y miró su reflejo en el gran espejo de su tocador. Tenía los ojos rojos y no quería que Jackson lo viera así—. Parece que se tomó muy bien lo del bebé.

—Eso es genial —dijo, con una pizca de alivio—. Me alegra que arreglaras las cosas con él —se animó a decir—. Estaba bastante preocupado de que Taehyung y tú no volvieran a ser amigos.

Jimin detuvo su caminar a media habitación. Sus ojos vacíos se abrieron con sorpresa y parpadeó un par de veces hasta lograr asimilarlo.

¿Taehyung?

¿Por qué lo mencionaba a él?

Fue hasta que cayó en cuenta de que Jackson dijo haberlo visto salir del edificio.

—¡¿De qué hablas?! —Corrió hacia la puerta y la abrió de golpe, haciendo que Jackson se sobresaltara un poco—. ¿¡Viste a Taehyung!? —Su respiración comenzó a agitarse—. ¡¿Hace cuánto?!

Jackson lo miró confundido.

—Jimin... —intentó tranquilizarlo, pero no logró nada, pues apenas intentó decir algo más, Jimin salió corriendo hacia la puerta.

El castaño se mordió los labios.

—Maldición... —se dio un golpe en la cabeza con la palma de su mano.

No entendía nada.

• 🥂 •

Dejó caer su cabeza contra el volante. Se arrepentía mucho por haber manejado hacia ese edificio, por subir esas escaleras y por abrir esa puerta.

—Debí suponerlo —soltó un chasquido. Se sentía jodidamente molesto.

Decidió viajar durante horas para poder reconciliarse con Jimin, ¿y qué obtenía?

Golpeó el interior de su mejilla, sintiéndose agradecido con él mismo por simplemente haberse retirado.

Prefería eso a que se burlaran en su cara.

Ni siquiera sentía ganas de llorar, lo único que podía sentir era el rencor que poco a poco iba instalándose en su pecho.

El resentimiento que lo hacía pensar en no volver nunca a ese edificio.

Levantó la mirada, saliendo de su trance al escuchar un par de toques en el vidrio. Al ver a la persona frente a él, no dudó ni un poco en bajarlo.