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—Cuando no vienes me aburro bastante —comentó, con Jimin siguiéndole el paso.

Las clases habían concluido casi por completo. Estaban entre uno de esos recesos entre clases que les daba tiempo de un respiro de todo ese estrés.

—Jungkook —llamó, esperando a que el susodicho se volteara—. ¿Cuánto tiempo estarás aquí?

El pelinegro de ojos grandes meditó lo que diría y tras sonreír un poco, dijo:

—No lo sé —se encogió de hombros—. Llevo dos años intentándolo, o al menos unos tres. Ninguna empresa a la que audicioné me llamó.

—No entiendo muy bien eso de las audiciones —sincerizó—. Pero yo quería ser bailarín e ir a esa escuela de arte que está a calles de aquí —dijo, haciendo que Jungkook se sorprendiera—. Pero, vamos... Creo que no era lo mío.

—Tal vez solo... Nos hace falta un poco de ayuda —sonrió—. Mis padres quieren que estudie administración y... Yo quiero ser cantante. Realmente ante los ojos de cualquiera no perdería nada si no me aceptan en ninguna empresa, ya que decidí no dejar la escuela —hizo una pausa—. Pero... sinceramente... Para mí sería perderlo todo.

Jimin suavizó su ceño, sintiendo pena por su amigo. Él lo estaba intentando, pero no tenía buenos resultados.

—Pero esto no se queda aquí —dijo—. Al menos no hasta que lo logre. Vine aquí con un objetivo, y no me iré hasta lograrlo. Aunque bueno... Aunque lo logre no me iré porque la empresa está aquí —rio, enseñando sus dientes—. Pero creo que así era la frase. —Llevó una de sus manos a su mentón.

Jimin sonrió, mirando hacia abajo.

—Me recuerdas mucho a Taehyung —admitió, entre dientes.

—¿Cómo?

—Taehyung... Mi mejor amigo.

—Tu mejor amigo... —repitió, llevando toda su atención a él, con las mejillas involuntariamente sonrojadas.

—Él nunca se rindió. Apostó sus estudios y sin miedo a perderlo todo, logró su sueño. Siempre admiré eso de él, nunca se rinde y siempre tiene esa linda sonrisa en su rostro que te hace pensar que todo estará bien —dijo, con las mejillas coloradas en un lindo rojo carmesí—. Me recuerdas a él —Miró a Jungkook, quien borró la sonrisa en su rostro y en su lugar, le miró con seriedad.

—Lo entiendo —confesó, regresando su mirada hacia el frente, encontrándose con la de un chico de tez muy pálida.

Jungkook se detuvo. Y Jimin también al chocar con su espalda.

—Oye —se quejó, pero tras notar el porqué de la reacción de su amigo, sintió sus vellos erizarse.

—Vamos —le llamó su amigo, tomándole del brazo para seguir caminando.

Su respiración se agitó en cuanto reconoció a ese chico pecoso que recordó haber visto en la mansión de los Min. Sus miradas se cruzaron y no sabía si el tiempo se había ralentizado o sus pasos eran demasiado lentos, pero sentía que sus ojos verduzcos se clavaban sobre su pequeño cuerpo.

Esto no podía empeorar más de lo que lo había hecho en las últimas semanas.

(...)

—¿Quién es él? —preguntó, con discreto interés.

Jungkook lo miró, y luego a quien Jimin miraba desde atrás.

Un chico rubio se encontraba hasta el frente, prestando atención al profesor de literatura.

Ambos chicos se encontraban compartiendo una de las tres clases compartidas que su horario les impartía.

"Un par de copas"  →YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora