Memo estaba sentado en la mesa del área techada de la prepa, con su celular en la mano y una expresión seria mientras tecleaba furiosamente. Alex, a su lado, lo miraba con diversión mientras daba tragos a su botellita de agua.
—¿Qué pedo, Memo? ¿Ahora quién te comentó una mamada? —preguntó Alex, inclinándose para chismear.
Memo alzó la vista un momento, suspirando con frustración.
—Wey, lee esta pendejada.Extendió su celular para que Alex leyera el comentario en su TikTok. Alex lo leyó en voz alta, arrastrando las palabras como si ya de entrada le diera risa:
"Este wey, que se cree que por ser Luismiboy tiene estatus social y solo ha ido a Nueva York."Alex soltó la carcajada inmediata, hasta recargando la frente en la mesa de tanto reírse.
—¿Esa mamada qué, wey? ¿Quién te escribió eso? ¿Un pinche frustrado?Memo se encogió de hombros, con una sonrisa de suficiencia.
—No sé, pero le voy a responder como se merece.—A ver, ¿qué vas a ponerle? —preguntó Alex, aún riéndose, inclinándose para mirar lo que Memo escribía.
Memo terminó de teclear y leyó en voz alta:
"Cálmate, mi clase baja JAJAJA. Yo el estatus ya lo tengo desde que nací, y mis videos son en Nueva York porque ahí son mis findes.🤷🏻"Alex se atacó otra vez de risa.
—WEY JAJAJA, Eres un pendejo.—No estés chingando tú también —dijo Memo, guardando su celular en el bolsillo, aunque con una sonrisa que delataba lo mucho que estaba disfrutando la situación.
Enfrente de ellos, Tenoch estaba revisando unos apuntes de clase, pero al escuchar la risa de Alex y el comentario de Memo, no pudo evitar mirar hacia arriba con una mezcla de incredulidad y diversión.
—¿Ahora qué? —preguntó, cerrando su libreta.
—Memo anda peleándose con un vato en TikTok JAJAJAJA—le dijo Alex, todavía limpiándose una lágrima de tanto reír.
Tenoch negó con la cabeza, sonriendo un poco.
—Eres un caso, Memo.Memo se encogió de hombros, como si lo que acababa de hacer fuera lo más normal del mundo, y luego miró a Tenoch.
—Oye, ¿qué pedo? ¿Vamos por un Starbucks? Yo invito.Tenoch arqueó una ceja, sorprendido.
—¿Neta? ¿Tú invitas?—Pues claro, wey. ¿O qué, piensas que voy a dejar que pagues tú? —dijo Memo con una sonrisa mientras se levantaba de la mesa.
—Va, jalo —respondió Tenoch, guardando sus cosas.
—¿Y yo qué? —preguntó Alex, señalándose a sí mismo con exageración.
—Pues si no te tardas mil años en decidir qué quieres, también te invito —dijo Memo, rodando los ojos.
—Va pues—dijo Alex, poniéndose de pie al instante.
Los tres caminaron hacia la salida, con Alex todavía chingando a Memo por su comentario en TikTok, mientras Tenoch escuchaba, sonriendo ligeramente. Al final, a pesar de que Memo pareciera un pendejo al que le valían verga sus amigos, tenía claro que él siempre estaba ahí para apoyar. Y eso valía mucho más que cualquier otra cosa.