El siguiente amanecer, el Bastión de Tormentas despertó bajo un cielo gris y pesado. Una atmósfera de incertidumbre se cernía sobre la fortaleza, como si las nubes no solo estuvieran cubriendo las montañas, sino también las mentes de aquellos dentro de sus murallas. El acuerdo con los Baratheon había sido el primer paso hacia una mayor consolidación del poder, pero Rhea sabía que la verdadera prueba aún estaba por llegar. Los aliados que había hecho en las sombras aún no se habían demostrado leales, y cada día parecía traer consigo nuevas amenazas, tanto visibles como ocultas.
La Conversación en la Sala Privada
Rhea se encontraba en sus aposentos, revisando documentos y cartas de sus contactos cuando Daemon entró sin hacer ruido, como si ya estuviera acostumbrado a moverse entre las sombras. La puerta se cerró tras él, y su mirada fija fue suficiente para que Rhea supiera que no se trataba de una visita cualquiera.
—¿Algo nuevo? —preguntó ella sin levantar la vista del mapa desplegado ante ella.
Daemon se aproximó, dejando que el silencio se alargara unos momentos antes de hablar.
—Los rumores son más persistentes de lo que imaginábamos. Algunos de nuestros propios aliados están siendo seducidos por promesas de poder de aquellos que nos quieren ver caer. La corte está dividida, y las lealtades son más frágiles que nunca. Incluso algunos de los hombres de la guardia real parecen estar buscando otros caminos.
Rhea sintió que una mueca se formaba en sus labios, pero se apresuró a controlarla. Cada noticia de traición era como un clavo en el ataúd de su esperanza, pero su deber la mantenía firme. En tiempos como estos, la vulnerabilidad no era una opción.
—Lo esperaba. ¿Sabes quién está detrás de esto? —preguntó, levantando la vista finalmente hacia Daemon.
—No todo está claro aún, pero hay indicios de que los Hightower están jugando sus cartas. No es una sorpresa, pero es peor de lo que pensábamos. Están moviendo piezas y generando discordia entre nuestras casas más leales. En cuanto al Trono de Hierro, ellos han comenzado a hacerle avances a la Casa Baratheon, mientras que algunos de los Lord de las Tierras del Oeste también están en conversaciones con los Stark.
Rhea asintió, tomando una profunda respiración. La situación estaba tomando un giro peligroso. Pero aún había tiempo para reaccionar.
—Necesitamos un plan para adelantarnos a ellos, y rápido. Ya no es solo una cuestión de ganar poder, sino de sobrevivir. La guerra será devastadora, y no podemos permitirnos estar un paso detrás.
Daemon sonrió, su mirada llena de entendimiento y astucia.
—Ya estoy pensando en algo. Pero este no será un movimiento directo. El enemigo tiene demasiados ojos, y aunque se haya formado una alianza, no se puede confiar ni siquiera en las personas que parecen estar de nuestro lado.
El Juego del Poder
La siguiente noche, Rhea convocó a sus aliados más cercanos en un consejo secreto. La sala, iluminada solo por la luz tenue de las velas, estaba impregnada de una atmósfera tensa. Los hombres y mujeres sentados alrededor de la mesa sabían que cualquier palabra, cualquier revelación, podía marcar el destino del reino.
Lord Corlys Velaryon, quien había sido una de las primeras piezas clave en el rompecabezas, habló primero.
—La situación es más precaria de lo que imaginábamos. Los Hightower han comenzado a mover sus hilos. Y no solo en King's Landing. Hay rumores de que están buscando alianzas en el norte, incluso con los Stark. La Casa Baratheon está dividida, pero Borros es un hombre orgulloso. No se puede confiar completamente en él, ni en los demás miembros de su casa.
Rhea escuchaba atentamente. Sabía que las palabras de Corlys no eran una exageración; su red de contactos era vasta y su juicio, claro.
—¿Qué propones, entonces? —preguntó Rhea, buscando respuestas y soluciones.
Lord Corlys se reclinó en su silla, mirando a su alrededor antes de hablar con cautela.
—Mi propuesta es simple. Necesitamos asegurarnos de que Borros no tome decisiones precipitadas. La alianza que hemos formado con él debe fortalecerse, pero también debemos sembrar las semillas de la duda. Los Baratheon son leales a su casa, pero la lealtad no siempre es suficiente cuando el poder está en juego. Hay que mostrarles que lo que está en juego es mucho mayor.
Daemon intervino, sus ojos ardían con la misma intensidad de siempre.
—Exacto. Debemos movernos rápido y con precisión. Mientras tanto, tenemos que infiltrarnos en la corte de los Hightower. Necesitamos más información. No podemos confiar en nadie más que en los nuestros. Los enemigos dentro de las murallas de la ciudad son tan peligrosos como los que se encuentran más allá de ellas.
Rhea se quedó pensativa. Daemon tenía razón. Si querían ganar, tendrían que jugar con astucia, no solo con poder. Cada movimiento debía ser meticulosamente planeado.
El Doble Juego de la Corte
Al día siguiente, Rhea se preparó para asistir a una reunión formal con Lord Borros Baratheon. Aunque la alianza era aún frágil, la relación con la casa Baratheon seguía siendo una de las cartas más poderosas en su mano. Rhea sabía que debía avanzar con cautela, como una serpiente acechando a su presa, esperando el momento adecuado para atacar.
Pero el ambiente en la sala era tenso. Borros, aunque cordial, no mostraba signos de verdadera confianza, y sus ojos parecían analizar cada palabra que Rhea pronunciaba. Los Baratheon, a pesar de su apariencia de inquebrantable fiereza, estaban asustados. Asustados de lo que sucedería cuando los Hightower finalmente decidieran tomar el control del reino.
—Sabemos que la situación no es fácil, Lady Rhea —dijo Borros, su tono grave—. Pero no podemos movernos sin saber quién está realmente de nuestro lado. Este reino es tan volátil como el mar en tormenta. ¿Cómo podemos estar seguros de que los Targaryen serán la fuerza que necesitamos para mantener el equilibrio?
Rhea, con la misma calma que siempre la caracterizaba, respondió con una sonrisa sutil.
—Lord Borros, el equilibrio solo puede mantenerse cuando las fuerzas que lo componen están unidas por un propósito común. La casa Targaryen tiene el deseo de restaurar el orden, pero sabemos que solo juntos podemos lograrlo. Los Hightower tienen demasiada influencia en la corte, y si nos dejamos llevar por ellos, perderemos todo lo que hemos construido.
Borros la miró fijamente, pero en su mirada se leía una duda. Rhea sabía que la guerra por el control del reino aún no había comenzado de verdad. Cada palabra, cada alianza, cada promesa era una jugada en un tablero que se movía rápidamente.
La Amenaza Invisible
Al caer la noche, Rhea y Daemon se retiraron a sus habitaciones, sabiendo que el tiempo estaba corriendo en su contra. Habían dado un paso importante, pero el peligro estaba mucho más cerca de lo que imaginaban. Las alianzas eran frágiles, y los enemigos estaban en todas partes.
Justo cuando Rhea se disponía a acostarse, un golpe suave en la puerta la interrumpió. Era un mensajero, su rostro pálido, y las palabras que pronunció hicieron que una sombra de inquietud se extendiera por todo su ser.
—Mi señora, ha habido un intento de asesinato contra uno de los nuestros. Nadie sabe aún quién está detrás de ello, pero creemos que los Hightower están involucrados.
Rhea miró al mensajero, su rostro ahora sombrío. Sabía que la guerra había comenzado de verdad. No había vuelta atrás.
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La Guerrera y El Dragón
Fanfiction¿Qué pasaría si Daemon Targaryen fuera menos imbécil con su joven esposa y se esforzara por hacer que su matrimonio con Lady Rhea funcionara?