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≫────°❅•❀•❅°────≪ Hacia tiempo que querías salir de tu hogar, nunca fue algo seguro pasar tiempo ahí y siempre deseabas estar en cualquier parte del mundo menos en tu casa, porque no era un lugar feliz donde podías estar, odiabas pisar ese lugar y te daba asco tan solo pensar en eso, por lo mismo desde bastante pequeña trataste de conseguir la manera de no pasar tiempo ahí, al principio y al estar pequeña solías pasar tiempo en las casas de tus amigas, tu madre aceptaba eso a la vez que hacia que no vieras cosas horrendas por parte de tu padre, sin embargo al estar más grande entendías que eso nunca iba a parar si tú no hacías algo al respecto, así que empezaste a buscar trabajos nocturnos, no importa si eso te llegará a afectar en un futuro, querías ayudar a tu madre y a ti misma a qué por fin tuvieran un hogar al cual regresar y ser feliz. El trabajo que habías conseguido era bueno porque te pagaban bien, pero no era lo suficiente y lo peor es que ese trabajo hacia que en la escuela te fuera mal en tus materias, sabías que si seguías así todo tu esfuerzo habría sido en vano, hasta que una de tus amigas te dio la idea de ser niñera. Nunca pensaste en eso, no te caían mal los niños, pero sabías que había bastantes niños malcriados y molestos, así que no estabas segura si era una buena idea, aunque decidiste darle una oportunidad a ese trabajo. Empezaste el trabajo y trataste de elegir bien a las familias, ya que hubo ocasiones donde los niños eran demasiado desastrosos y no podías manejarlos bien, hasta que un día la familia Kunigami, que necesitaba continuamente a una persona para cuidar a su hija menor, decidiste conocerlos ya que no parecían malos y su hija menor no parecía ser mala niña.
Era de noche y te presentaste en la casa de los Kunigami, tocaste el timbre para después esperar a que alguien te abriera, no podías negar que estabas nerviosa y siempre que ibas a una casa a cuidar a un niño lo estabas, era mucha responsabilidad, pero eso también hacia que tu no regresaras a la tuya, fue hasta unos segundos después que un chico alto con cabello naranja abrió la puerta, al aparecer estaba vestido formalmente con un traje, no podías negar que se veía bastante atractivo. -Soy la niñera. -¡Oh! ¡Cierto! Pasa. -Ohh, tu debes ser la niñera, perdón por hacerte esperar, está es mi hija, te aseguro que no te causará problemas, tenemos que salir a una cena y no tenemos con quién dejarla, muchas gracias linda. -No se preocupe, me encargaré de cuidarla. Luego de eso todos los integrantes de la familia salieron de la casa, pero durante todo eso no pudiste dejar de ver aquel chico y al parecer él tampoco pudo evitar mirarte. La pequeña no pareció ser mala, te enseño su colección de juguetes para después darle de cenar y ver una película, parecía ser un ambiente bastante tranquilo que tú deseabas de pequeña haber sentido, incluso en el presente, poco a poco la niña empezó a dormirse, la llevaste a su habitación para que pudiera descansar mejor y al verla supiste que el trabajo de ser niñera no era tan mala, a veces, pero que gracias a eso te hacía sentir un poco celosa al ver las grandes familias felices que hay y que tristemente no pudiste tener. Fuiste a la sala para ver la televisión aunque a veces te distraías con tu celular, fue hasta que en unos minutos te quedaste dormida en el sofá sin saber ni contar con los minutos que pasaron. Hasta que abriste un poco los ojos por unos ruidos que escuchaste, al hacerlo viste aquel chico de cabello naranja estar demasiado cerca de ti, algo que hizo sorprenderte. -¡Lo siento! No quise asustarte. -No..yo perdón. -Oh, linda, gracias por quedarte a cuidar a mi niña, ¿Dónde está? -En su habitación, durmiendo. -Muchas gracias, puedes retirarte, el pago te lo transfiero, pero ya es demasiado noche, ¿Rensuke podrías acompañarla a su casa? -Eh, si, claro.
