Capítulo 4

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Esta noche dormí fatal, solo podía pensar en Héctor y en su reacción. Durante estos meses pensé miles de escenarios, muchas formas de decírselo y me imaginé como reaccionaría.
Su reacción no me sorprendió, me lo esperaba pero en el fondo me dolió. En sus ojos había miedo, incertidumbre, confusión y le entendía pero dolía el saber que no me quería a su lado.

-Buenos días- Duna entra a mi habitación y se sienta en mi cama-estás bien?

Presiento que sabe algo, está seria y acaba de meterse conmigo en la cama.

-Si, por?

-Me ha llamado Héctor- me agobio al pensar que se lo ha podido contar- me dijo que ayer no acabasteis bien y estaba preocupado.

Al escuchar sus últimas palabras me relajo. No es porque no quiero que Duna se entere si no porque me gustaría ser yo quien se lo dijese.

-Bueno tuvimos un inconveniente pero ya está.

Mis palabras no le convencen, me mira fijamente y repasa todas las facciones de mi cara. Me conoce demasiado bien.

-Que está pasando Edi- echaba de menos que me llamase así.

-Demasiadas cosas Dun- utilizo el apodo que le puse de pequeña, poco original pero muy especial.

-Estoy aquí para que me cuentes lo que quieras- pasa un brazo por mis hombros- eres mi hermana y siempre voy ha estar para ti.

-Lo sé y no hay cosa que me haga más feliz que saber que eres mi hermana- le digo sinceramente.

Hubo una época que nos llevábamos fatal, no nos soportábamos, en general la relación familiar estaba rota. Pero supongo que ante los problemas se ven las verdaderas uniones y nosotras nos unimos más que nunca.

-Cuéntamelo- me insiste un poco.

-Duna ha pasado algo que no sé ni cómo contártelo- digo intentando aparentar una calma que no siento- por mi cumpleaños vine a Barcelona, dormí con Héctor en su piso y estuvimos juntos unas cuantas horas antes de coger el avión de vuelta- comienzo a relatar- los meses fueron pasando y me notaba rara pero con el estrés de los exámenes no le di importancia. El problema llegó un día en el que empecé a vomitar y me di cuenta de que tenía un retraso, fui a una farmacia y compré una prueba, y creo que ya sabes lo que pasó.

Su cara es un poema, está en shock, pero al segundo se dibuja una sonrisa en la cara.

-Voy a ser tía- la ilusión se percibe en su voz y la sonrisa la delata- hay me muero, un bebé en la familia.

-Shh, que nadie lo sabe- su reacción me ha sacado una sonrisa, por fin alguien que se alegra de la existencia de avellana.

Me abraza fuerte y quedamos las dos estiradas en la cama una al lado de la otra mirando al techo.

-Eddi que vas a ser madre- la miro a los ojos y veo su felicidad reflejada en ellos- que fuerte.

Estamos un rato en silencio, ella procesando la información y yo tratando de guardar en mi memoria la reacción de mi hermana para siempre.

-Pero una cosa, quien lo sabe?

-Marc y Héctor, bueno y ahora tú.

-Hace cuanto que lo sabe Héctor, que bien guardado se lo tenía.

-Se enteró ayer- la noticia frena las palabras de Duna- por eso no dormimos juntos, se lo dije y le pilló demasiado por sorpresa.

-De cuanto estás? Por cuanto se lo has ocultado?- en su cabeza está haciendo cuentas.

-Estoy de tres meses, casi cuatro- explico brevemente- no se lo iba a decir por teléfono.

-Tienes razón, pero y Marc?- no entiendo su pregunta- hace cuanto que se lo dijiste?

-Al día siguiente de enterarme, necesitaba alguien que no me juzgase y no estuviera cerca de Héctor, mentirle a la cara es complicado.

-Te entiendo, pero como fue la reacción de Héctor?

Le resumo lo que pasó ayer, y aunque al principio no entendía la reacción de Héctor finalmente comprendió que yo no tuve el tacto suficiente para darle una noticia con esa importancia.

Después de hablar un rato más bajamos a desayunar, estamos las dos solas en casa por lo que no hay ningún problema.

-Hay dios Edi, un bebé- desde que se lo he dicho no ha parado de decirlo y aunque le he dicho que hable bajo, no le hace caso porque estamos sola- y ya sabes que es?

-Claro que no, aún es muy pronto.

-Cuando lo vayas a saber hay que hacer una fiesta o algo así.

Me encanta la ilusión con la que está viviendo esto, y aunque no me lo crea me la está contagiando.

-No hace falta, con saber que avellana está bien me vale- le digo- una fiesta es un gasto innecesario.

-Avellana?

-Si es que como no se lo que es le puse ese nombre provisionalmente.

-Hay me encanta- mientras hablamos vamos desayunando- hay estoy deseando comprarle ropa y mimar a mi ahijado.

Sus palabras provocan mis carcajadas.

-De que te ríes?- me mira mientras ella también se ríe.

-Espera a que Lola se entere- la sonrisa se le borra.

-Me niego- las dos estallamos en carcajadas- tendremos que competir.

-No vais a competir por ser la madrina de mi hijo ni de coña.

-Es que tu hijo es un bebé muy esperado.

-El hijo de quien?- la voz de mi madre se escucha mientras entra al comedor- Duna quien va a tener un bebé.

Al entrar del todo me ve sentada en una silla, su cara no es de felicidad por verme sino de confusión.

-Duna, como que su hijo, de quien?- vuelve a preguntar, mi hermana está bloqueada y yo también, lo que hace que la cara de mi madre cambie de confusión a enfado- no es verdad.

Se acerca lentamente hacia mi.

-Dime que no, niégamelo por favor- sus ojos negros conectan con los míos- Edda dime que no- el horror se ve reflejado en su cara- no puede ser, eres una niña.

-Mamá relájate- mi hermana se levanta y se acerca.

-Que me relaje, como quieres que me calme si mi hija acaba de arruinar su vida.

Sus palabras me rompen por dentro, como puede hablar de su nieto con tanto asco.

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Espero que os haya gustado, nos leemos el fin de semana.
Un saludo ❤️

Veneno y Envenenados|| Héctor FortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora