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Lo que menos se imaginó Yoongi (bueno, en realidad sí lo anheló) era ver a Jungkook en frente a su puerta, con la misma sonrisa que lo había enamorado, casi la corresponde hasta que bajó la vista y notó el improvisado ramo de rosas rojas, muchas en realidad. Entonces cerró los ojos unos segundos, como intentando convencerse de que cuando volviese a abrirlos no estarían ahí, porque no podía ser que su novio olvidara algo como eso.

Sin embargo, allí estaban, y Jungkook las acercó demasiado a su rostro, haciendo que retrocediera por simple inercia, ya los pétalos le habían rozado la punta de la nariz.

— ¿Qué pasa amor? Las traje para ti — y volvió a acercarse, Yoongi estornudó y sintió sus ojos comenzar a picarle. No sabía si por la decepción, la ira o la alergia.

— ¡Aleja eso de mí! ¡Jungkook soy alérgico! — retrocedió un par de pasos más mientras volvía a estornudar cerrando los ojos, sin alcanzar a notar como la expresión seductora de su novio se deformó por la sorpresa y luego la preocupación, el ruido sordo de las malditas flores cayendo al piso y luego los brazos de Jungkook cerniéndose a su cintura.

— Yoon, Dios Yoon lo siento mucho, no lo recordaba — el pelinegro no lo escuchó, mientras se frotaba la nariz ya irritada con la palma de la mano y sentía sus ojos lagrimear. De repente la respiración se le comenzó a cortar, haciéndolo desesperar más. Le dio un par de palmadas el el brazo a su novio y luego señaló una gaveta en la cocina mientras luchaba por respirar. Por fin el imbécil pareció entender algo y corrió hacia allí trayendo su inyección de en unos cinco segundos.

Sin embargo, Yoongi se la quitó y se aplicó la epinefrina él mismo a pesar de la irritación y la falta de respiración que tenía a Jungkook pálido de los nervios, luego sonrojado de la vergüenza cuando por fin la situación se había normalizado un poco.

— Saca esa mierda de mi casa, ¡YA! — gritó sin pensarlo demasiado al ver los pétalos regados por el suelo en la entrada de su apartamento. Se sentó en la esquina del sofá, con las piernas recogidas, miró el ventanal frente suyo que daba a la ciudad antes de romper a llorar, no precisamente por la tristeza, sino porque no quería acabar soltándole un golpe a Jungkook.

Mismo que se sentó a su lado y rodeó sus hombros con su brazo, acercándolo, Yoongi lo empujó bruscamente, harto de esto, de su padre, de todos y de todo. Le dedicó una mirada de muerte a su novio, como advirtiéndole a través de ella que mantuviera la distancia.

— ¿Qué haces aquí? Creí que estabas en parciales y no debías faltar a nada — Jungkook se rascó la nuca sin mirarlo a los ojos, parecía un niño al que sus papás acaban de regañar.

— Sí... Pero quería verte, disculparme... — la voz se le fue suavizando hasta que se convirtió en casi un susurro.

— Con la única cosa a la que soy alérgico. Vaya disculpa, muchas gracias — dijo con sarcasmo evidente — ¿Sabes qué? Vuelve a estudiar para tus parciales.

Jungkook lo miró como si no tuviera sentido alguno lo que acababa de decir. Yoongi no pensaba retractarse.

— Yoon, ¿Me estás echando?

— Pues sí. Quiero que te largues. No te ha costado hacerlo antes, ¿O sí?

Su novio abrió y cerró la boca un par de veces como si quisiera decir algo y luego se arrepintiese.

— Escucha, sé que la cagué con lo de las rosas, yo-

El pelinegro se rio sin ninguna gracia, interrumpiéndolo.

— Las flores son lo de menos Jeon. Últimamente ni siquiera te reconozco. Por lo que veo tú a mí tampoco.

— ¿De qué hablas? Yoongi por favor no empieces con-

— Jungkook esta conversación se acabó. Vete por favor.

Yoongi cerró los ojos, intentando respirar profundo, diez segundos después el portazo resonó por todo el apartamento. Entonces rompió a llorar de nuevo. 









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J. O. Y | JimSu/ KookgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora