J. O. Y | JimSu/ Kookgi

04

Despertó en una camilla en la enfermería, dándose cuenta inmediatamente de que no podía respirar por la nariz debido a que tenía una gasa allí. Miró a su alrededor, las paredes pintadas de un amarillo que siempre le ha parecido horrible se hicieron familiares con rapidez, la mujer que trabajaba allí estaba organizando unas cosas, dándole la espalda, no tenía ganas de hablar con nadie al recordar la razón por la que estaba allí, pero aún así lo hizo.

— Sun noona, ¿Cuánto llevo aquí? — Sunmi lo miró, al parecer aliviada y se acercó con una sonrisa suave.

— No mucho en realidad, menos de veinte minutos, ¿Te duele? — preguntó refiriéndose a su nariz.

— Un poco, pero creo que me duele más la cabeza — el gesto de ella cambió a uno de preocupación.

— Ese tipo de golpes son muy malos, te remitiré a la clínica — negó con la cabeza al escuchar eso a pesar de que le dolió — Yoongi, hablo en serio.

— Sabe que no me gustan los hospitales, estoy seguro de que con un poco de hielo y sueño se me pasará — incluso sonrió para sonar más convincente, ella suspiró en resignación.

— Bien, pero vendrás mañana nuevamente y si noto algo raro te remitiré.

Con esa vaga promesa y un par de analgésicos, pudo salir de allí.

Estaba consciente de que debería haber hecho caso e ir a un hospital para asegurarse de que ese golpe no le había causado ningún daño grave, pero además de que no le gustaba para nada la idea, no tenía los ánimos tampoco para ser responsable y obligarse a hacerlo.

En su lugar, decidió caminar hasta la salida de la universidad para pedir un carro hasta su departamento. No va a mentir, le desanimó mucho más darse cuenta de que Jungkook ni siquiera había venido a verlo a la enfermería; intentó convencerse de que estaba siendo dramático, lo más probable es que él ni supiera que se había desmayado en pleno partido por un golpe.

No lo consiguió. Una parte de sí mismo quería actuar como un novio ofendido, llamarlo y reclamarle por haberle faltado a su promesa de ir a verlo jugar, gritarle lo lejos que lo sentía últimamente y de cómo parecía que se le estaba escapando como arena entre los dedos. Sin embargo, se limitó a revisar los mensajes en su celular.

No había nada.

Bueno, a excepción de un mensaje de su padre.

Un escueto: "Debemos hablar. Cuando puedas ven a vernos". Sin saludo ni emoji que lo suavizara, aquello le hizo tragar saliva con fuerza, no era usual que le pidieran ir a su casa, se conformaban con un par de llamadas a la semana para saber que le estaba yendo bien.

Decidió no responder en ese momento, porque de sólo imaginar de lo que se trataba le dio más dolor de cabeza.

Cuando finalmente estuvo recostado en su cama, bañado y en pijama, su celular vibró, "Bun" brillando en la pantalla. Se cuestionó si quería contestar; había tenido un día de mierda y su cabeza dolía que reventaba aún cuando ya había tomado pastillas para ello. Por otro lado, eso era lo que había anhelado todo el día, ¿No? La atención de su novio.

Iba a deslizar su dedo para contestar cuando la llamada se cortó, pensó que no había tardado mucho en su ligero debate mental, pero no hubo llamada nueva, en su lugar recibió un mensaje:

"Se me fue, lo siento" — Aquello fue la cereza del pastel, le sacó un par de lágrimas. Cansado de todo cerró los ojos con fuerza y apagó su celular para que no le llegasen más mensajes, tirándolo sin ningún cuidado al otro lado de la cama.