J. O. Y | JimSu/ Kookgi

08

Cruzó las puertas de ese enorme lugar al que una vez llamó hogar con incertidumbre, si sus padres (mejor dicho su papá) lo llamaban para hablar en persona nunca podría significar algo bueno. De por sí estaba tenso por la actitud de Jungkook; no entendía qué había hecho mal exactamente para que se portara tan...

¿Sospechoso?

No sabía si era la palabra correcta, pero se sentía como la más adecuada para describir sus cambios de humor entre distante y amoroso, frío y cálido. Se engañó a sí mismo durante las últimas semanas, pero parecía que el asunto no podía ser ignorado por más tiempo.

Observó a su alrededor. Las altas paredes blancas e impecables junto a los lujosos candelabros y alfombras que su madre en persona mandaba a hacer seguían exactamente igual que como las recordaba desde que tiene memoria. Se había visto con sus padres en navidad pero en el aeropuerto de Incheon.

Este lugar parecía más un set para una película o una foto para un catálogo que una casa. Yoongi nunca había visto una sola foto familiar, ni un mueble con rasguños de algún gato travieso, ni mucho menos una cena tranquila donde sólo estuvieran sólo sus padres y él. Por el contrario, la mayoría de sus recuerdos aquí se basan en él parado detrás de la falda de Hye o su mamá mientras sus padres cerraban tratos con otros adultos que nunca le habían agradado. Todo eran sonrisas hipócritas y conversaciones frívolas entre ellos.

— ¿Joven Min? Es un gusto verlo por aquí — la voz de la que había sido su nana durante su niñez lo hizo sonreír. La abrazó con cariño olvidándose por un momento del mal rato que había estado pasando esta semana.

— Hye... Te extrañé, ¿Cómo fueron tus vacaciones? — pasó su mano por el cabello cano de la señora y se apartó un poco, aún con una sonrisa iluminando su rostro.

— Muy bien cariño, a Dan y Jia les encantaron los regalos que enviaste. No puedo agradecerte lo suficiente — Yoongi negó con la cabeza un par de veces.

— El que nunca podrá agradecerte lo suficiente soy yo Hye, no te preocupes. Mientras me tengas a mí, a ellos no les faltará nada — él le susurró y le dio un beso cariñoso en la mejilla justo cuando sus padres entraron a la sala.

La señora se separó de él con rapidez continuando con sus deberes ese día y en su lugar su mamá lo abrazó, llenándolo luego de besos. Yoongi le devolvió el abrazo con una sonrisa menos cálida que la minutos atrás, su padre se mantuvo unos pasos alejados con una elevación en sus comisuras apenas lo suficientemente notable como para ser llamada sonrisa.

— Yoon, ¿Cómo estuvo tu vuelo? ¿Te quedarás? — Soojin se apartó, esperando una respuesta. Él la miró y luego miró a su padre, quien aún no decía nada.

— Estuvo bien y no mami. No me puedo quedar esta vez, tengo clases — la expresión de su madre se entristeció pero terminó asintiendo.

— Yo lo llamé, porque necesitamos hablar — Youngjae por fin se acercó palmeando a su hijo en el hombro como saludo, asintió confirmando sus palabras — vamos a mi oficina — lo siguió cuando comenzó a caminar en esa dirección — nos vemos ahorita Soo. Yoongi se quedará a almorzar.

[...]

— Jungkookie, ¿Trajiste las servilletas que te pedí? — su mamá se acercó a él con el mandil estampado con el nombre del pequeño café-librería; Euforia.

El mencionado bloqueó la pantalla de su celular enseguida. Se había quedado mirando su chat con su novio de nuevo. Quizá era la culpabilidad que tenía, pero se sentía inquieto después de como lo había dejado hace unos días. Se suponía que lo visitaría de sorpresa hoy antes de su turno en el local, pero en la portería donde ya lo conocían le dijeron que había salido temprano en la mañana.

Le inquietaba más saber que su novio ni siquiera le había avisado que se iría, como solía hacer.

— ¿Koo?

— ¿Ah? Sí mamá, aquí tienes — le entregó la bolsa del supermercado.

— Gracias hijito.

 — No es nada, ¿Con qué te ayudo? — la mujer le señaló la cocina.

— Podrías empezar por los platos hoy — Jungkook suspiró, iba a ser un largo día.