Ya falta apenas una hora para el comienzo de la pelea. Es sábado por la tarde y el sol ya comienza a desaparecer entre el horizonte. Me deprime pensar que no podré estar allí con Damon, pero me alegra saber que me llamará ni bien tenga unos minutos de descanso de su entrenamiento antes de la pelea.
Desde que se fue, hace ya unos días atrás, nos mensajeamos sin parar, aprovechando todos y cada uno de sus tiempos libres. Rick lo dejaba sin aliento con todos los ejercicios que le daba. La voz de Damon siempre era agitada cuando atendía el teléfono y hablábamos antes de que se fuera a bañar por las noches. No hubo problemas con nuestro arreglo de hablar día y noche en las horas que podía. Yo siempre llevaba el celular conmigo, por lo que al instante en el que me llegaba su mensaje, le contestaba; estuviese en el hospital junto con mi padre, o en casa, o en la calle. Sinceramente, me emociono cada vez que veo un mensaje de él. Lo extraño, pero no siento como si fuese tan pesado no tenerlo aquí. Puedo sobrevivir con estos mensajes si son así de constantes.
Mi mirada se desliza desde la bandeja de malteadas hasta los cuerpos recostados en el sillón. Mis hermanos se mantuvieron a mi alrededor todo el tiempo, con temor de que me desplomara en un charco de angustia y sollozos por no tener a Damon junto a mí. Pero eso no va a pasar.
Termino de preparar la bandeja, las malteadas acompañadas de pequeñas galletitas hechas por Fer, y me encamino hacia Ty y Sam en el sillón. Ni se percatan de mi presencia hasta el momento en el que coloco la bandeja sobre la mesa ratona frente a ellos. Toman una malteada cada uno y comienzan a beberla con gusto y satisfacción. —¿Ya saben en qué canal van a dar la pelea? Quiero verlo en HD. Emma me lo recomendó —digo, sentándome al lado de Sam, quien me pasa su brazo por los hombros.
—Sí, sabemos, pero todavía falta para que empiece. Déjanos ver el partido mientras.
—No quiero que se olviden de la hora, chicos. No quiero perderme su entrada tampoco.
—Tranquila, lo pondremos diez minutos antes de que empiece. Solo relájate y tomate una malteada. Lo hará bien. —Sam me mira durante un segundo mientras lo dice, tan relajado como puede estar, y luego desplaza su mirada de nuevo hacia la tele.
—Sé que estará bien, de eso no hay duda. Pero tengo miedo de que haya algún error y pueda sufrir por aquello. ¿Y si su oponente es más fuerte? No quiero que pierda, mucho menos que muera. —Mi voz se corta en lo último, e intento no estar sensible y llorar a mares.
—No morirá. Apenas es el principio de esta competencia, Nat. La pelea se detiene antes de que ellos pierdan el sentido. No te preocupes. La final es la única que podrá ser mortal. Aparte, Damon es La Furia. Nadie lo vence si le das aliento.
—¿Qué pasa si no estoy allí para él y no puede tener mis palabras de apoyo?
—¿Quieres eso?
—No —niego con la cabeza.
—Entonces no veo por qué tendrían que faltar tus palabras de aliento si siempre vas a estar para él, cerca o lejos.
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Completamente mio {Saga Damon #2} DISPONIBLE EN LIBRERÍAS
RomanceSaga Damon #1 Él es mi boxeador Saga Damon #2 Completamente mio °Segundo libro de Él es mi boxeador° Yo. Triste. Aterrada. Apenada. Insegura. Con miedo. Preocupada. Esperanzada. Todo eso es lo que siento desde que estoy aquí, en mi casa. En la casa...