—Natalie, despierta. El oficial Dylan quiere hablar contigo.
Mis ojos se abren con lentitud. Tan cansado como puede estar, mi cuerpo chilla por un poco más de descanso. Miro la silueta de Tyler y Sam a mi lado que le hacen señas al oficial para que entre a la habitación del hospital. Se acerca a mi camilla y me sonríe. Sus ojos parecen cansados y dudo de que haya llegado a dormir algunas horas. La habitación está sumida en la oscuridad de la noche y sospecho que no son más que pasadas las tres de la madrugada. Me acomodo en mi lugar, haciendo muecas al sentir mis músculos quejarse, y lo miro tomar asiento en mi camilla. Toma mi mano y sonríe ampliamente, de seguro con buenas noticias.
—Lo encontraron ocultándose por el bosque, en una casa abandonada. El tipo no es muy inteligente. Es el primer lugar al que un policía iría. Mis ayudantes lo llevan en este preciso instante a la comisaría. Tomarán sus datos y, si es tan estúpido como pienso, nos dará el número de su papi con la excusa de poder salir si paga por ello. Si es el que te maltrató hace años, tendrás que decírnoslo, porque te quiero allí cuando vaya a «pagar» para sacar a su hijo. Te avisaré cuando tenga toda la información.
—Gracias, Dylan. —Aprieto su mano, tan agradecida por su ayuda y hospitalidad.
—Esos hijos de puta la pagarán. Ya tenemos sus informes desde la primera vez que los denunciaste, Nat. Así que tranquila y no te preocupes. Intenta recuperarte rápido, ¿sí?
—Eso intentaré.
Luego de ello, se levanta en el instante en el que Damon agitado entra corriendo. Si no fuera por las cosas que tengo pegadas al cuerpo, me levantaría para abrazarlo sin importarme los dolores. Me relajo y lloro ni bien sus brazos me envuelven de manera posesiva. Pasa su mano por mi pelo; no sé si trata de tranquilizarme a mí o a él mismo. Lloro y río al mismo tiempo, feliz por tenerlo aquí y aliviada a más no poder. Se separa unos milímetros y riega toda mi cara con pequeños besos, sin importarle los moretones visibles. En realidad, a mí tampoco me importan.
—Joder... estaba tan preocupado, Natalie. Volverás conmigo, no puedo soportar tenerte lejos para que te sucedan cosas como estas.
—Pero mi papá...
—Vendremos luego de mis peleas, no lo sé. Pero me niego a dejarte aquí. No pude protegerte, lo siento tanto.
El arrepentimiento en sus ojos hace que llore aún más fuerte y me aferre a sus brazos, mojando con mis lágrimas su camiseta.
—Oh, Damon... —susurro en su oído, respirando de forma entrecortada y posando mis labios con suavidad por toda su mejilla y garganta. Es tan bueno tenerlo cerca justo ahora. Me hace olvidar todo lo malo y en este momento es lo único que necesito, que me haga olvidar, que sus brazos, sus labios, su cuerpo... su tacto se lleven todos mis recuerdos y pesadillas como siempre lo hacen.
Mis brazos se ajustan a su alrededor y lo aprietan más contra mí. Mi pulso se acelera con alegría. Odio que tenga que verme en este estado, pero no puedo esconderme y recuperarme antes de que me vea. Sin embargo, parece no afectarle mi estado, no de la manera en la que pienso.
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Completamente mio {Saga Damon #2} DISPONIBLE EN LIBRERÍAS
RomanceSaga Damon #1 Él es mi boxeador Saga Damon #2 Completamente mio °Segundo libro de Él es mi boxeador° Yo. Triste. Aterrada. Apenada. Insegura. Con miedo. Preocupada. Esperanzada. Todo eso es lo que siento desde que estoy aquí, en mi casa. En la casa...