Capítulo 13

197 28 9
                                    

Mis labios seguían buscando los de Karime, un impulso que no lograba comprender del todo, pero que sentía en lo más profundo de mi ser. Algo dentro de mí, más allá de la razón, me decía que era lo correcto, como si mi cuerpo supiera algo que mi mente aún no podía procesar. El beso era suave, casi etéreo, pero cargado de una extraña energía, como una respuesta a algo que ni siquiera sabía que necesitaba, pero que, sin duda, quería más. Sin embargo, en medio de nuestra conexión, algo cambió. Karime se apartó de repente, como si una fuerza invisible hubiera interrumpido el momento.

—Espera —dijo, su voz vacilante, y pude ver cómo su rostro se ponía pálido, casi traslúcido—. Necesito vomitar.

Me alejé de ella, mi mente confundida, tratando de procesar lo que acababa de ocurrir. No entendía qué había sucedido ni por qué la había besado. Las preguntas no dejaban de rondar mi cabeza.

De repente, la vi levantándose torpemente, y algo en mí cambió. Fue como si un velo se hubiera levantado de golpe, y en ese instante todo cobró sentido. Ya no pensaba, solo actuaba, guiada por un instinto que me decía que debía estar ahí para ella. Tomé su mano, ayudándola a levantarse, y la llevé rápidamente al baño. La acompañé mientras se cambiaba de ropa, asegurándome de que estuviera lo más cómoda posible. Cada acción fluía sin esfuerzo, como si no hubiera espacio para dudas ni preguntas.

La ayudé a meterse en su cama, cubriéndola con las sábanas. Me dispuse a salir, pero en ese momento sentí su mano sujetándome.

—Quédate —dijo, con una mirada tan intensa que me hizo dudar de todo lo que había estado pensando hasta ese momento.

A pesar de la confusión, no pude resistir. Me acomodé al borde de la cama, sin saber cómo manejar la cercanía, pero Karime me abrazó con fuerza, como si quisiera protegerme de todo lo que existía fuera de esa habitación.

A la mañana siguiente, me desperté con una sensación extraña en el estómago, un torbellino de emociones que no sabía cómo clasificar. Miré a Karime, que aún dormía, y no pude evitar acariciar suavemente su cabello. Un nudo se formó en mi pecho, como si algo hubiera cambiado, como si ella ya no fuera solo una amiga, sino alguien mucho más importante en mi vida.

Poco después, Karime despertó, estirándose y mirándome con los ojos entrecerrados, como si saliera de un sueño profundo.

—Buenos días —dijo, y me miró—. No sabía que te habías quedado a dormir.

Eso me sorprendió, porque había sido ella quien me pidió que me quedara. Recordé cómo me había extendido la mano, y entonces el beso… nuestro beso.

—¿Qué pasa? ¿Tengo algo en la cara? —preguntó, con esa sonrisa que siempre lograba calmarme, mientras yo la observaba sin poder dejar de mirar sus labios.

Me ruboricé, pero las palabras se me enredaron. Finalmente, respondí rápidamente:

—No, nada… pero tengo que irme. Mis padres ya me están buscando —mentí, sin atreverme a mirarla a los ojos. La despedida fue rápida, casi forzada.

Ella intentó darme un beso en la mejilla, pero yo respondí con un apretón de mano, asustada por la posibilidad de que volviéramos a besarnos. Karime me miró con una mezcla de confusión, sin entender mi reacción. Sin decirle nada, salí corriendo del departamento, como si huyera de algo que aún no comprendía.

Los días que siguieron fueron un caos de pensamientos confusos, emociones que no encajaban. La noche que habíamos compartido, el beso… seguían dando vueltas en mi cabeza. Había pasado casi una semana, pero la sensación seguía viva en mí, como un eco que no podía silenciar. Intentaba convencerme de que solo había sido un impulso, un momento pasajero, pero algo me decía que no era así.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Never Let Me GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora