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—Mmmtamadre —murmuró Gala, tambaleándose un poco mientras buscaba poder insertar de manera correcta la llave.

—¿No quieres que-

—Sí, Kari... porfa. —la más alta suspiró derrotada y extendió el manojo de llaves hacia Karime.

Luego se hizo a un lado de la puerta  apoyándose contra la pared en busca de algo de estabilidad, ya que la combinación de su cansancio, el vino y el aire que le pegaba en la cara a lo largo del viaje a su depa le estaba pasando una fuerte factura.

—¿Sí estoy muy peda o ya fregué el pinche cerrojo? —preguntó con la vista perdida en el suelo.

Karime soltó una risita y después de unos pocos intentos finalmente pudo abrir la puerta. Karime se quedó un momento en el marco de la puerta viendo cómo Gala luchaba con la manga de su sudadera, balbuceando cosas ininteligibles mientras dejaba caer la prenda al suelo.

Cuando por fin logró quitársela, se giró hacia Karime con el cabello despeinado y su camiseta corta subiendo apenas lo suficiente para dejar a la vista su abdomen.

—¿Tú no vas a pasar? —preguntó, entrecerrando los ojos como si intentara enfocar mejor.

Karime levantó las cejas intentando no reírse. —No quiero invadir tu espacio, Gala.  Y pues ya tú ya estás en tu casa y yo ya estoy más tranquila sabiendo eso.

—Ay ya, Kari. —Gala rodó los ojos y señaló hacia adentro con un movimiento descuidado de la mano. —Mínimo pasa a despedirte, grosera.

Karime dudó un momento pero finalmente dio un paso dentro del departamento, cerró la puerta detrás de ella y caminó hacia Gala.

Quien se dejó caer en el sillón más cercano con un suspiro, se quitó los tenis de un puntapié y luego levantó la mirada hacia Karime con una sonrisa cansada.
—Gracias, muñeca.

Karime sonrió ante tal apodo, nunca lo había escuchado antes, nadie la había llamado de esa forma y que Gala lo hiciera sonriéndole de esa forma solo lo hacía más especial.

—¿Ya estas bien? —gala asintió con su sonrisa cansada. —¿Segura?

—Perdón por traerte así a mi depa, se supone que debía ser en una situación más bonita... —se estiró y tomó la mano de Karime acariciando el dorso de esta.

Un ligero escalofrío al contacto con la mano de Gala se extendió en el cuerpo de Pindter, quien ntentó no darle demasiada importancia, pero el gesto tenía algo íntimo, casi inesperado, que la hizo sentir cosas.

—Esta bien, guapa... —Karime trató de restarle importancia pero la calidez de la mano de Gala sobre la suya no ayudaba.
—No te disculpes.

Gala soltó una risita baja y cerró los ojos por un momento, todavía sosteniendo la mano de Karime. —Ya sé que tratas de decir que soy un desastre, pero bueno, ya estás aquí conmigo y eso cuenta como algo bonito, ¿no? 

Karime arqueó una ceja, aunque no pudo evitar sonreír. —¿Ahora resulta que soy tu momento especial del día? 

—¡Pues claro, muñeca! —Gala abrió un ojo y la miró de reojo, su sonrisa transformándose en algo más juguetón.
—No todos los días una mujer guapa te cuida y te trae a casa. 

Karime bufó con una sonrisa tímida aunque su corazón latió un poco más rápido de lo que esperaba. —Ya Gala, deja de decir cosas solo por que estas peda...

—¿Qué cosas? ¿Que eres guapa? —Gala se incorporó un poco, todavía sosteniéndole la mano y la jaló hacia ella, dejando que el cuerpo de Pindter cayera en un pequeño espacio del sofá a la altura de su abdomen. —Sí eres muy guapa. —arrastrando un poco las palabras, Gala con su mano libre pudo acariciar la mejilla de la pelinegra.

with or without you / garime Donde viven las historias. Descúbrelo ahora