Apenas llegamos a mi departamento agradezco internamente haber dejado todo en orden está mañana antes de irme a la escuela, invito a pasar a ambos chicos, y luego entro yo cerrando la puerta detrás de mi.
—Bakugou, ¿Podrías esperarnos aquí? — dije mientras señalaba el sofá. El cenizo bufó como respuesta, pero dejó caer su peso sobre los cojines como si quisiera destruirlos. Sabía que no era fácil para él quedarse quieto, pero no pensaba dejarlo entrar a mi habitación mientras trabajaba, después de todo, aparte de los profesores e Izuku, nadie sabía de mi don.
Izuku, en cambio, me siguió sin protestar, sosteniéndose el brazo que aún mostraba rastros del impacto de la explosión. Cerré la puerta detrás de nosotros, cuando voltee el ya estaba sentado en la silla que usualmente estaba ocupada por mi ropa.
Está de más decir que mi habitación era sencilla, con paredes claras y pocos adornos. Me acerque al buró que estaba a un lado de mi cama y saque unas tijeras, las cuales le extendí mientras me sentaba al borde de la cama cerca de él.
El peliverde las tomo y corto un poco de su cabello, el ya sabía cómo funcionaba mi don y lo que necesitaba, extendí mi mano abierta con la palma hacia arriba y el coloco el pequeño mechón que corto, cerré la mano y en cuestión de segundos comencé a crear su muñeco, de color verde como siempre.
Me dió las tijeras de regreso y corté dos pequeños cabellos del lado blanco, los cuáles instantáneamente se convirtieron en alfileres, deje las tijeras a un lado y comencé a acercarlos hacia el muñeco que había creado, puse el primero en la parte de la cabeza, pues el peliverde también se había golpeado ahí y tenia algo de sangre, estaba por poner el segundo en la parte del brazo, la tensión palpable me molestaba.
— Se que quieres decir algo, dilo— Suspiré tomando nuevamente el alfiler entre mis dedos para continuar.
—Lo siento, Akua. Sé cuánto te desgasta hacer esto…— en su voz se notaba la culpa que sentía.
—Zuzu, no te preocupes. Estoy bien.— dije con voz calmada para tranquilizarlo.
—Es que… sé que cada vez que usas tu don, pierdes algo de tu energía vital— insistió, con su típico tono preocupado.
—Es cierto— admití, clavando suavemente el alfiler en el muñeco. Un pulso de energía recorrió la habitación, como si el aire mismo se hubiera tensado.— Pero también sé cómo manejarlo. No me voy a desgastar más de lo necesario, te lo prometo.
En cuestión de segundos el muñeco se hizo polvo junto con los alfileres, dando a entender que su tiempo ya había acabado, por suerte la curación había terminado a tiempo.
Él dejó escapar un suspiro de alivio mientras movía el brazo y con la otra mano se tocaba la cabeza. Ambas heridas habían desaparecido por completo.
Había silencio en la habitación, roto solo por mi respiración un poco más pesada de lo normal. Usar mi don siempre me dejaba exhausta, pero no podía evitarlo, además después de tantos años de uso, ya me había acostumbrado, podía lidiar con los efectos y dormir cuando tuviera tiempo para recuperarme.
Después de unos minutos más de silencio, fui yo quién terminó rompiéndolo, había algo que no había pensado hasta ahora y que me daba cierta curiosidad.
—Oye, Izuku— dije recibiendo una mirada del peliverde que me invitaba a continuar — ¿Qué hacías con Bakugou?— solté, mirándolo directamente. — Digo, ustedes dos no son precisamente los mejores amigos.
—Ah… bueno…—Izuku se tensó, sorprendido por la pregunta.
—Vamos, Izuku— lo animé. —¿Qué estabas haciendo con él? Tú mismo sabes que no se llevan bien, incluso me atrevería a decir que salir contigo sería la última cosa que Bakugou haría en su vida, pero también me cuesta creer que fue tu idea pasar tiempo juntos.— Se rascó la nuca, claramente incómodo.
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Flor De Loto / Bakugo Katsuki
Fanfiction"La flor de loto, ese símbolo etéreo y enigmático, emerge de las aguas tranquilas de la espiritualidad japonesa como un emblema de pureza y renacimiento. Su belleza esparce su perfume en el alma, recordándonos que incluso en el barro más oscuro, la...