▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂ ∘°❉°∘ ▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂
Felix se había divertido enormemente. El hijo de Cenicienta, Yeo-sang, era justo lo que había imaginado e incluso más. Habían cenado juntos en un restaurante agradable, disfrutando de un ambiente tranquilo que les permitió conocerse un poco más. Después, el hijo de Cenicienta, siempre atento, lo llevó a por un helado, permitiéndole elegir su sabor favorito mientras compartían miradas tímidas. Al llegar al auto, el alfa le abrió la puerta con una cortesía que parecía sacada de un cuento de hadas y, durante el trayecto, dejó que Yeo-sang pusiera su música sin una sola queja. Aunque las palabras fueron pocas en todos estos momentos, Felix no podía decir que no había disfrutado de la cita. Fue simple, pero en su manera, encantadora.
Sin embargo, algo faltaba, algo que Felix no podía ignorar. Había disfrutado de la amabilidad de Yeo-sang, pero la cita carecía de esa chispa que hacía que su corazón latiera un poco más rápido. No había coqueteo, ni esa picardía que lo hacía sentir un poco fuera de control. Las sonrisas de Yeo-sang eran amables, cálidas, pero no tenían la intensidad de esa media sonrisa inolvidable de Hyunjin, esa que mezclaba el egocentrismo con un encanto magnético que Felix encontraba irresistible. Era una diferencia que no podía dejar de notar, y aunque la cita había sido agradable, no lograba llenar el vacío de ese "algo más" que tanto buscaba.
De verdad quiso no pensar en Hyunjin pero le resultaba imposible así que le mando el mensaje que ya muchos conocen pero lo notaba rudo, se dijo a si mismo que probablemente habia tenido un mal día y por eso le respondió así.
¿No tenía por qué estar molesto con él? ¿O sí?
A la mañana siguiente, quien tocó la puerta fue Han, quien claramente tampoco estaba encantado con la idea de levantarse temprano. Seungmin, quien estaba más despierto que de costumbre, miró por la mirilla al omega que esperaba al otro lado. Suspiró, fastidiado por ser siempre el encargado de lidiar con esas situaciones, y terminó por empujar a Minho hacia la puerta.
— Ábrele tú, estoy ocupado — murmuró, aunque en realidad no hacía nada más que enredarse en su manta.
Minho arqueó una ceja, pero obedeció sin muchas quejas. Al abrir la puerta, se encontró con Han, despeinado, con los ojos medio cerrados y una expresión que claramente decía que no estaba para tonterías.
— Buenos días, Hannie — dijo Minho con una sonrisa de lo más cínica.
Han gruñó, sin molestarse en responder. No estaba de humor para aguantar a nadie, menos a Minho. Este último trató de no reírse, pero al ver el ceño fruncido de Han, le fue imposible contenerse.
— Cállate — gruñó Han, fulminándolo con la mirada.
— Relájate, dormilón — replicó Minho, divertido
— Como sea, Felix está preocupado de que no se levanten a tiempo, así que vine a asegurarme de que no le des más razones para estresarse.
Minho se inclinó ligeramente hacia Han, como si planease algo. El omega, confundido, retrocedió un paso. Pero lo único que hizo Minho fue olfatear ligeramente, percibiendo el dulce aroma a avellana que siempre parecía rodearlo. Había algo en ese olor que lo calmaba y lo atraía a la vez.
— ¿Qué haces? — preguntó Han, entre irritado y confundido.
— Nada —respondió Minho con una sonrisa traviesa. Luego, sacó algo de su bolsillo— Toma.
En su mano, sostenía un pequeño chocolate, uno de esos que solía guardar para las largas y tediosas clases de la mañana. En condiciones normales no lo compartiría con nadie, pero era Han. Por alguna razón, siempre hacía excepciones con él.

ESTÁS LEYENDO
𝐒𝐊𝐘𝐅𝐀𝐋𝐋 - 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐲 𝐤𝐢𝐝𝐬
FanfictionHaz oído hablar de ellos. O al menos de sus padres. Chan, Felix, Han y Jeongin son los descendientes de los héroes de los cuentos que alguna vez escuchaste, pero llevan un profundo secreto. En Elyria, el reino de la luz, nadie sabe que su destino e...