Emma
Uno de los profesores nos canceló clases debido a un seminario al que debía asistir, dado que era mi última clase, estuve un rato estudiando en la biblioteca con Victoria y por el tiempo libre, llegue al restaurante más temprano de lo habitual. Aproveche ya que quería repasar mentalmente las recetas y asegurarme de no cometer errores, especialmente después de lo ocurrido la semana pasada. Apenas crucé la puerta de la cocina, me encontré con Charles, quien estaba apoyado contra la barra con un vaso de agua en la mano.
—Vaya, hola Emma, pensé que te habías olvidado de nosotros ayer. —Sonrió ampliamente, con ese aire despreocupado, tan suyo.
—Claro que no, pero era mi día libre. Necesitaba descansar un poco. —Respondí con una sonrisa nerviosa mientras me terminaba de ajustar el uniforme.
—Pues, te extrañamos por aquí... bueno, para ser más exactos, yo te extrañé. —Sus palabras me tomaron por sorpresa, y aunque intenté reír para restarle importancia, sentí como mis mejillas se enrojecían.
El día comenzó con normalidad. Todos estaban ocupados en sus respectivas tareas, y yo intentaba concentrarme en no cometer errores. Sin embargo, cuando llegó la hora de cocinar, me encontré con un pequeño problema: necesitaba una olla que estaba en un estante alto, y siendo tan bajita, me era imposible alcanzarla.
Estiré la mano varias veces, y di pequeños saltitos para alcanzarla, pero ni siquiera logré tocarla. Justo cuando estaba a punto de buscar una escalera, sentí una presencia detrás de mí.
—¿Necesitas ayuda? —preguntó Charles, con una sonrisa mientras tomaba la olla con facilidad, era considerablemente alto, así que no era de extrañar.
Debo aceptar que su cercanía me puso nerviosa, más de lo que me gustaría aceptar, pero antes de que pudiera responder, bajó la olla y la colocó en la mesa frente a mí. Nuestras miradas se cruzaron, y por un instante, el mundo pareció detenerse. Había algo en su expresión que me desarmó por completo, no sabía qué estaba pasando.
—G-gracias —balbuceé, apartando rápidamente la mirada mientras sentía como mis mejillas empezaban a arder.
—Cuando necesites algo, no dudes en pedírmelo —dijo con un tono suave, casi como si estuviera disfrutando de mi incomodidad.
—Lo tendré en cuenta—dije sin mirarlo
Me alejé apresuradamente, tratando de calmar mi respiración. No sabía por qué me sentía tan afectada, o tal vez sí, pero me negaba a siquiera pensarlo, pero empezaba a haber algo en la forma en que Charles me miraba, me hacía sentir vulnerable.
Lo que no sabía era que alguien más había notado ese momento. James, que estaba organizando ingredientes en la mesa contigua, no perdió detalle de lo que acababa de suceder, cruce mirada con él por un momento y eso me hizo sentir algo extraño que ni siquiera puedo explicar. Pude sentir su mirada pesada durante el resto de la jornada, aunque no dijo nada.
El resto del día fue un poco pesado, por la carga de trabajo y el constante desdén de James, cuando finalmente terminé mi turno, me apresuré a salir y regresar a casa. Era el día de descanso de Erick, así que no lo vi el resto del día y eso significaba que ni me acompañaría, esperaría sola el autobús.
Me encontraba en la parada, esperando el autobús mientras escuchaba música en mis audífonos y miraba mi celular, cuando alguien se puso a mi lado, lo que me hizo voltear. Era Charles.
—¿No deberías irte directo a casa? —pregunté, un poco sorprendida.
—¿Y dejarte aquí sola esperando el autobús? Ni pensarlo —respondió con una sonrisa despreocupada mientras metía las manos en los bolsillos.
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Amor a la Carta
RomanceLa vida universitaria de una chica promedio y el conflicto entre dos hermanos, es algo que no debería mezclarse. Amor, traición y venganza es algo "común" en la vida juvenil.