Capítulo 15

1 0 0
                                    

Emma

Mi día libre finalmente había llegado, y con él, la oportunidad de desconectarme un poco del caos del restaurante. Toda la semana el ambiente había estado tenso y James había estado actuando raro. Fui a mi clase de la mañana y en la segunda clase Victoria no llego, pasaron las clases y ni rastro de ella, no había ido a la universidad, así que al salir de clases me dirigí directamente a nuestro apartamento, no había respondido mis mensajes y estaba preocupada por ella, mientras caminaba hacia casa, no podía dejar de darle vueltas a todo lo que había pasado últimamente, la actitud de James, la tensión con Charles, y el extraño aire de conflicto que parecía envolver todo últimamente.

Al llegar, encontré a Victoria en la sala de estar y me recibió con una sonrisa cálida, aunque noté un brillo melancólico en sus ojos. Había una pila de libros sobre la mesa y un aroma a café que llenaba el espacio. Había estado estudiando o leyendo, pero sabía que algo había pasado.

—¡Emma! —exclamó, abriendo los brazos para abrazarme—. Ya era hora de que llegaras.

Solté una risa suave, sintiéndome un poco más ligera solo con su presencia.

—No tienes idea de que preocupada estaba por ti.

Nos sentamos en el sofá, y no pasó mucho tiempo antes de que comenzáramos a hablar. Sabía que podía confiar en ella, se sentía como semanas que no hablábamos y de cierta manera así era, ella había estado ocupada con su novio y yo con el trabajo, así que le conté todo lo que había pasado, cómo James parecía estar cargando con una ira inexplicable, cómo Charles se había mostrado diferente últimamente, el beso, su confesión repentina y cómo yo sentía que estaba atrapada en el medio de algo que no entendía del todo. Con la esperanza de que me reconfortará y se abriera conmigo también.

Victoria me escuchó atentamente, asintiendo de vez en cuando, y cuando terminé, suspiró.

—Emma, en que buen lío te metiste, pareces atrapada entre los dos hermanos, suena como si los dos estuvieran lidiando con sus propios problemas, y tú estás ahí, siendo arrastrada por la corriente. Pero... ¿Tú cómo te sientes con todo esto?

La pregunta me tomó por sorpresa. No estaba segura de cómo responder.

—No lo sé, Victoria. A veces pienso que James está desquitando conmigo su enojo. Y Charles... Él es amable conmigo, pero no sé si es genuino o si solo está fingiendo, y no estoy segura de lo que siento por él, creo que... quizá si me gusta.

Victoria tomó mi mano con suavidad y me miro con una leve sonrisa de emoción.

—¡Wow! Así que ese mujeriego te conquisto, es curioso porque eres tú, pero bueno, sea como sea, Emma, tienes que priorizarte a ti misma. Tienes que protegerte. Y bueno, si decides salir con Charles quiero que estés segura, después de todo tiene una reputación, pero si crees que vale la pena está bien. En cuanto al Chef, no dejes que se sobrepase, y no permitas que sus acciones te afecten, tampoco la tensión que hay entre los hermanos, ese no es tu problema, así que tu tranquila y también deberías socializar más.

Sus palabras eran como un bálsamo, pero también me hicieron darme cuenta de cuánto estaba dejando que las acciones de otros afectaran mi paz.

—Tienes razón —murmuré—. Necesito tiempo para mí misma.

Victoria sonrió, pero luego su expresión se tornó sería.

—Hablando de tiempo... terminé con Dylan.

La revelación me dejó en shock. Dylan y Victoria llevaban años juntos, y siempre habían parecido una pareja sólida.

—¿Qué? ¿Cuándo pasó eso?

Ella suspiró, mirándome con una mezcla de tristeza y alivio.

—Hace unas semanas. Él está en otra universidad, y la distancia... bueno, hizo todo más difícil. No nos veíamos tanto como antes, y cuando lo hacíamos, las cosas se sentían monótonas, como si estuviéramos siguiendo una rutina en lugar de disfrutar nuestra relación. Ya no habia mucho de que platicar y la verdad ya no me daba mucho gusto verlo, siento que estamos en sintonías diferentes y nuestros caminos van a diferentes direcciones.

—Lo siento mucho, Victoria.

—No te preocupes. Fue una decisión mutua, y creo que es lo mejor para los dos. Ahora tengo que aprender a estar bien conmigo misma otra vez.

Pasamos el resto de la tarde hablando, cocinando juntas una pasta improvisada y riendo como si el mundo no existiera fuera de esas cuatro paredes.

—Emma, prometamos algo. —Victoria levantó su copa de vino, con una sonrisa traviesa—. No importa qué pase con los chicos, siempre vamos a priorizarnos a nosotras mismas.

Sonreí, levantando mi copa también.

—Prometido.

James

Estaba sentado en la oscuridad del departamento, con un vaso de whisky en la mano, dándole vueltas a las mismas preguntas una y otra vez. Era mi día de descanso y realmente no sabía que hacer y mucho menos con lo que estaba pasando.

No dejaba de hacerme la misma pregunta una y otra vez: ¿Era moralmente correcto usar a Emma para vengarme de Charles? Realmente quería vengarme de Charles, pero cuando pensaba en Emma, no podía dejar de pensar en su sonrisa, en la manera en que defendía lo que creía justo, en cómo lograba mantenerse firme, incluso cuando yo intentaba intimidarla.

Emma era diferente. No merecía ser parte de mi juego, pero cada vez que veía a Charles cerca de ella, sentía una ira que no podía controlar. Y era obvio que le importaba y Emma estaba cayendo a sus pies.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por el sonido del timbre. Abrí la puerta y ahí estaba Katarina, con los ojos enrojecidos y las manos temblando.

—Necesitamos hablar.

—¿Hablar? —respondí, mi tono cargado de sarcasmo—. ¿Qué podrías decirme ahora que no hayas dicho ya?

—Por favor, James. Solo escucha.

Suspiré, dejándola entrar. Se sentó en el sofá, abrazándose a sí misma como si estuviera protegiéndose del frío.

—Sé que te lastimé —comenzó, su voz temblorosa—. Y no hay excusa para lo que hice, pero... no puedo dejar de pensar en nosotros.

—¿Nosotros? Katarina, tú destruiste el "nosotros".

Ella asintió, con lágrimas, deslizándose por sus mejillas.

—Lo sé. Pero he estado pensando... tal vez todavía podemos arreglarlo.

La miré, sintiendo una mezcla de rabia y cansancio.

—¿Arreglarlo? ¿Después de lo que hiciste? No sé si puedo siquiera mirarte sin recordar la traición.

Katarina bajó la mirada, pero su voz sonó más firme cuando habló de nuevo.

—Yo tampoco puedo justificar lo que hice, pero quiero intentarlo. Sé que no lo merezco, pero quiero que me des una oportunidad para demostrarte que puedo cambiar. Solo fue un error.

Me quedé en silencio, mis pensamientos divididos entre el deseo de perdonarla y el dolor que aún pesaba en mi pecho. Lo que aún sentía por ella.

—No tienes que darme una respuesta ahora, piénsalo por favor, en verdad te amo, me voy.—dijo tomando sus cosas.

Cuando ella se fue, me quedé mirando la puerta cerrada. Sabía que tendría que tomar una decisión pronto, pero había algo que no podía ignorar: cada vez que pensaba en mi futuro, no podía ver a Katarina ya.

Amor a la CartaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora