Capitulo 13

2 0 0
                                    

James

El día había empezado como cualquier otro, pero algo en el ambiente se sentía distinto. Katarina llevaba semanas actuando distante, y Charles... su comportamiento esquivo solo alimentaba mis sospechas. Algo pasaba con él o había hecho algo, pero aún no había descubierto qué.

Después de salir del restaurante, decidí ir directamente a casa. Quería sorprender a Katarina con una cena tranquila, así que le pedí a Charles y a Erik estar fuera de casa, quería algo que nos ayudara a reconectar. Compré flores en el camino y planeé cocinar algo especial. Por un momento, imaginé su sonrisa al entrar y encontrar todo listo, pero ese pequeño rayo de esperanza se desvaneció cuando noté que no había respondido mi último mensaje.

Intenté no darle demasiada importancia. Quizá se había retrasado en el trabajo o había decidido salir con sus amigas, y estaba ocupada.

Me senté en el sofá, tratando de convencerme de que no había nada extraño. Pero mientras el reloj avanzaba y las horas pasaban, la duda se fue instalando con más fuerza. Decidí enviarle otro mensaje.

"¿Todo bien? Estoy en casa, te preparé algo especial para cenar."

Esperé, pero no obtuve respuesta. Minutos después, marqué su número, pero tampoco contestó. Algo no estaba bien.

Después de un rato, me rendí. Me puse de pie, con la intención de guardar la comida y tratar de relajarme, cuando mi teléfono vibró. Era un mensaje de Erick.

"Oye, ¿te olvidaste que Katarina mencionó que saldría hoy con una amiga? La vi hace rato en el bar que está cerca del centro. Se veía bastante cómoda... con Charles."

El mensaje fue como un balde de agua fría. Por un momento, pensé que Erick estaba equivocado o que era alguna especie de broma. Pero la duda me carcomía, y antes de que pudiera detenerme, ya estaba saliendo de casa.

Me dirigí hacia el bar que Erick había mencionado, y mientras más me acercaba, más rápido latía mi corazón. Parte de mí quería creer que todo era un malentendido, que Katarina y Charles simplemente estaban allí como amigos. Pero otra parte, la que había estado acumulando sospechas durante semanas, sabía que no sería así.

Al llegar, caminé hacia la entrada. El lugar estaba lleno, la música era ensordecedora, y las luces intermitentes dificultaban la visión. Pero no tuve que buscar demasiado.

Ahí estaban, en una esquina apartada. Katarina estaba sentada, inclinada hacia Charles, riendo por algo que él le había dicho. Él tenía una mano sobre la suya, sus dedos rozándose con una intimidad que no podía ser malinterpretada.

Sentí como si el mundo se detuviera. Por un momento, no supe qué hacer. Una parte de mí quería confrontarlos de inmediato, exigir una explicación. Pero otra parte, la que estaba llena de dolor y decepción, me hizo quedarme quieto, observando desde las sombras.

Ellos no se dieron cuenta de mi presencia. Katarina se inclinó aún más hacia él, y antes de que pudiera detenerse, sus labios se encontraron. Fue un beso breve, pero suficiente para destruir cualquier duda que pudiera haber tenido.

El dolor fue instantáneo, una punzada en el pecho que me dejó sin aliento. Pero más allá del dolor, lo que sentí fue rabia. No solo por Katarina, sino también por Charles. Mi propio hermano.

Sin pensarlo, di un paso hacia ellos.

—¿Qué demonios está pasando aquí? —mi voz salió más fuerte de lo que esperaba, y ambos se giraron, congelados por la sorpresa.

Katarina se puso de pie de inmediato, su rostro pálido como si acabara de ver un fantasma.

—James... yo... —balbuceó, pero no pudo continuar.

Charles también se levantó, con una expresión que no podía interpretar.

—No es lo que parece... —comenzó a decir, pero lo interrumpí.

—¿No es lo que parece? —repetí, con una risa amarga—. Porque desde aquí parece exactamente lo que es, como mi propio hermano y mi novia, me traicionan.

Los miré a ambos, tratando de contener la ira que burbujeaba dentro de mí. Katarina intentó acercarse, pero levanté una mano para detenerla.

—No quiero escuchar tus excusas. —dije, mi voz temblando de emoción contenida—. Esto... esto se acabó.

Me giré hacia Charles, quien aún no había dicho nada.

—¿Y tú? ¿Qué tienes que decir? —pregunté, mi voz llena de amargura.

Él abrió la boca, pero no salió ninguna palabra. Solo me miró, como si no supiera qué hacer.

—Eso pensé. —dije, antes de darme la vuelta y salir del bar.

Cuando llegué a la parada del autobús me senté y me di cuenta de que mis manos temblaban. Me quedé allí por un momento, intentando procesar lo que acababa de suceder. Katarina y Charles. Jamás habría esperado algo así de ellos.

Esa noche, mientras regresaba a casa, supe que nada volvería a ser igual. 

Al llegar a casa, me senté en el sofá, procesando lo que acababa de pasar, cuando de repente Charles entro por la puerta, se paró frente a mí. El silencio que siguió fue casi insoportable. Charles apartó la mirada, su mandíbula apretada, como si estuviera luchando consigo mismo. Finalmente, soltó un suspiro pesado y me miró directamente.

—James... no quería que te enteraras así.

Mi corazón se detuvo por un segundo. 

—¿Desde cuándo está pasando esto?

—Hace unas cuantas semanas. Katarina y yo... —Hizo una pausa, como si las palabras fueran demasiado difíciles de pronunciar—. Fue un error. Algo que nunca debió pasar.

Las palabras resonaron en mi cabeza como un eco interminable. Mis manos se cerraron en puños, y sentí un calor subir por mi cuello.

—¿Qué hiciste, Charles? —pregunté entre dientes, mi voz apenas un susurro.

—Ella vino a mí... estaba molesta contigo, dijo que te sentías distante. Yo estaba borracho, y... pasó. Después ella me pidió verla para arreglarlo, pero insistió en vernos y así paso. Pero solo fue una vez, te lo juro. 

La rabia explotó dentro de mí. Antes de darme cuenta, había cerrado la distancia entre nosotros y lo empujé contra la pared.

—¿Cómo pudiste? ¡Eres mi hermano!

—¡Lo sé! —gritó Charles, sin resistirse—. Lo sé, y me arrepiento. Pero no puedo cambiar lo que pasó.

El sonido de mi respiración pesada llenó el silencio que siguió. Quería gritar, golpearlo, hacer que sintiera al menos una fracción del dolor que yo sentía en ese momento.

—¿Y Katarina? —pregunté finalmente, soltándolo—. ¿Ella siente lo mismo?

—No lo sé. No hemos hablado de eso. 

Me pasé una mano por el cabello, intentando procesar lo que acababa de escuchar. Todo lo que creía saber se estaba desmoronando. Katarina, la mujer con la que había planeado un futuro, y Charles, mi propio hermano. Hace semanas que habían estado saliendo y yo estaba quedando como un tonto, sabía que Charles era un mujeriego, pero nunca imagine que era capaz de meterse con mi novia, y seguramente ni siquiera es que él sienta algo por ella. Me encerré en mi recámara, tenía que procesar todo y pensar en lo que estaba pasando, Katarina me mando mensajes y me llamo varias veces, pero no quería hablar con ella en este momento, intente conciliar el sueño, pero simplemente no podía, sería una noche larga sin duda.


Amor a la CartaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora