El profesor decía que hiciéramos apunte de todo lo que creyéramos importante del tema que estaba explicando, pues no sabía a ciencia cierta qué era lo que se le ocurriría preguntar para el examen parcial. Nos lo pidiera o no, era mi clase favorita y no había día en que dejara las hojas con varias notas. Cinco minutos antes de que terminara la clase, hizo un listado en el pizarrón de las tareas que teníamos que entregarle para la siguiente vez que nos viéramos y salió sin librarse de las quejas de mis compañeros.
Salí del salón a buen tiempo para reunirme con mi hermana y Gina, quienes me habían mandado un mensaje por medio del chat grupal que teníamos y en el que me decían que me estaban esperando en la mesa de la cafetería de siempre. No tardé en encontrarlas a lo lejos, pues apenas Gina me vio, movió una mano en el aire para que me apresurara a estar con ellas.
—¡Te tenemos un chisme, Caín! ¡No lo vas a creer!
—Gina, espera, no es para tanto —le dijo Susana.
—¿Que no es para tanto? Claro que lo es y ya te dije por qué lo pienso. —Gina volteó a los lados antes de fijar sus ojos verdes en mí y decir con mucha emoción—. ¡Unos chicos vinieron a pedirle el número a Susana! ¿No te parece maravilloso?
—¡Gina! No hables tan fuerte —se quejó mi hermana, pasándose las manos por el pelo y esforzándose por parecer tranquila.
—Pero les dijo que no. ¿Puedes creerlo, Caín? ¡Les dijo que no! Y yo no lo entiendo si se veían muy buenas ondas y el que se lo pidió en específico, no estaba nada mal. Por cierto, no sabía que Abel era amigo de ellos.
—Gina, ya. Ya te dije que a mí eso no me interesa —dijo Susana que, de pronto, se vio algo molesta. Respiró hondo y dijo con más calma—: ¿Se supone que debía emocionarme o algo así? Porque lo único que consiguieron fue hacerme sentir incómoda. Además, cuando vinieron, ni siquiera dejaron hablar a Abel. Me parecieron muy desagradables.
—¿En serio? Pues es que yo lo vi de otra manera que… —Gina suspiró y hundió los hombros—. Tienes razón, ahora que lo dices parece que Abel también se veía incómodo y ni le dio tiempo de decir algo.
—Yo pienso lo mismo. Me parecieron insoportables desde ese día que se vinieron a parar aquí con su cara y sonrisita de idiotas —dije, esta vez dirigiéndome a mi hermana—. Si llegaran a hablarte de nuevo y no te gusta, solo dime, ¿si?
—Caín, no seas exagerado. Si Susana ya les dijo que no, no creo que vuelvan a insistir.
—¿Quién sabe? —Me volví a Gina—. No sabes la cantidad de hombres que se sienten dolidos cuando les dicen que no. Pero en fin, tengan cuidado las dos.
—Cierto, ya se me había olvidado —dijo mi hermana, viéndome de frente—. Caín, hoy Gina y yo no podremos irnos contigo a la salida. Hoy vamos a salir con unos amigos de otro salón, así que no nos esperes. Espero regresar a casa a eso de las seis.
—¿O quieres venir, Caín? —preguntó Gina con la única intención de ser amable porque ya sabía que a menudo rechazaba los planes en los que se involucraban personas que no conocía ni me interesaban.
Negué.
Pasamos un rato más hablando sobre otras cosas hasta que ellas tuvieron que volver a sus clases. De mi parte, recibí un mensaje de la profesora de la siguiente hora en el que se disculpaba por no poder asistir debido a un asunto personal. De modo que tendría tiempo de sobra.
No le vi sentido seguir en la cafetería, así que salí para dirigirme al campo de futbol y si corría con suerte, podría dormir por ahí. Estaba a nada de recostarme debajo de un árbol, pues no había nadie, cuando la voz de Lucas me hizo estremecer. Se acercó a mí con prisa, dejándome sin la oportunidad de evitarlo a él y a quienes lo acompañaban.
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Caín y Abel
Mystery / ThrillerCaín desea todo lo que Abel tiene. Abel miente sobre quién es y solo Caín lo sabe. ~ Abdiel es un pintor que en los últimos años ha cautivado a miles. Su indudable talento y carisma lo han llevado a la cúspide de su carrera, pues a su corta edad, h...