Aquí termina el tercer arco de la novela, en total serán siete. Los siguientes capítulos vienen con eventos claves para la vida de los protagonistas y sus familias.
Gracias por seguir leyendo. :)•
No me gustaba estar en mi casa. Era una tortura estar cada día porque ya no había nada que me motivara a volver ahí. Con el tiempo, el ambiente cálido que alguna vez fue parte de ella, poco a poco se fue apagando hasta ahogarse en el silencio. Alguna vez le había dicho a mi papá que no lo soportaba y que lo mejor para los dos era si hacíamos como que no existíamos para el otro.
—Abel, no digas eso —me dijo. Con el paso de los años, sus gestos fueron haciéndose menos vivos. Se veía más cansado y triste—. Sabes que yo te quiero mucho.
—Pero yo no.
—Abel…
—¿Qué? ¿Quieres que vaya y te abrace después de todo lo que provocaste? —dije sin cuidar si decía algo que no debía—. Nunca te lo voy a perdonar. Eres a quien más odio en este mundo.
Mis palabras lo habían dejado helado, pero no me importó. No había cosa suficiente para hacerle sentir mal, tanto como él lo hizo sentir a mi hermano y a mamá, de quienes llevaba meses sin saber nada. Como era de esperarse, mamá jamás contestó mis llamadas y a Set lo cambió de escuela. El tiempo empezó a cobrar factura porque poco a poco, fui perdiendo la esperanza de volver a verlos. Se habían ido de mi vida para siempre y no había sido capaz de hacer algo para impedirlo.
Vivía enojado con la vida porque era tan injusta conmigo. No entendía en qué me había equivocado para merecer esto y en qué momento todo lo bueno que llegué a construir y vivir se fue por la borda, dejándome vacío. Las cosas fueron perdiendo sentido para mí y si antes no me había preocupado por vivir sin un sueño en concreto, ahora eso estaba lejos de mis prioridades. Pienso que lo mejor fue pasar mi vida así porque de haber sido de otro modo, me hubiera dolido más no cumplir mis propias expectativas para alcanzar la motivación que me impulsara hacia delante.
—Abel, perdóname —dijo mi papá después de un doloroso silencio.
—¡A mí no es al que le tienes que pedir perdón! —dije sin poderme contener—. Tu perdón no vale nada, ¡no puede arreglar nada! ¡¿Crees que la gente va pidiendo perdón por ahí y arreglando las cosas?! ¡No! ¡Porque el perdón no sirve! El perdón no puede borrar lo que ya está hecho.
—Abel, no me hagas esto. —Mi papá quiso abrazarme, pero no se lo permití—. Tú que siempre fuiste mi favorito. ¡Siempre traté de beneficiarte en todo más que a Set!
—¿Y eso a mí qué? —Que lo mencionara me molestaba mucho, más si es que no iba a hacer otra cosa que hablar mal de él—. No me compares con mi hermano. ¡Ni se te ocurra! No me gusta ni me interesa saber si soy o no tu favorito. ¿Quieres que te lo reconozca? ¡¿Crees que preferirme a mí te hace mejor persona?!
—Hijo, no me hables así, por favor… que me duele.
Me reí y lo miré a los ojos. Era imposible que estuviera sintiendo lo mismo que yo. Las personas hablaban tan fácil cuando no estaban en tu lugar.
—¿Sabes una cosa? Algún día yo también me iré como ellos y no volverás a verme ¡nunca!
—¡No! —Su expresión cambió de la nada a una más tensa—. No lo harás, Abel. Jamás lo harás y yo me voy a encargar de eso. Porque si lo haces, ya te lo dije, entonces atente a las consecuencias.
Nunca dejó de sacar eso para chantajearme. Me sentía atado a él y a pesar de todo, nunca me vi capaz de dejarlo porque en ese momento, él se convirtió en lo único que me quedaba. Di un portazo y me dejé caer sobre el borde de mi cama. A partir de ese momento, nuestras convivencias fueron pocas, casi nada.

ESTÁS LEYENDO
Caín y Abel
Mystery / ThrillerCaín desea todo lo que Abel tiene. Abel miente sobre quién es y solo Caín lo sabe. ~ Abdiel es un pintor que en los últimos años ha cautivado a miles. Su indudable talento y carisma lo han llevado a la cúspide de su carrera, pues a su corta edad, h...