CAP 156

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Llegar hasta aquí había sido un viaje en sí mismo.

Despertar en un hospital.

Tratando de averiguar dónde estaba.

Sintiendo cómo los recuerdos volvían a infiltrarse en él. El bosque. El campamento. Los niños.

Sintiendo que el dolor volvía a infiltrarse en él. La emboscada. Kota. Su propia muerte.

Pero parecía que ni siquiera podía morir como era debido. ¡Qué suerte tiene!

Luego se produjo aquella conmoción que lo había despertado. No había podido dormir bien, las extrañas cicatrices fantasmas que aún podía sentir eran un gran despertador.

La televisión alrededor de la cual se agrupaban los pacientes, los susurros entre los médicos, las miradas preocupadas, la sensación de pavor... esa expresión de miedo.

Solo vieron una escena en ese televisor, All-Might luciendo asustado mientras un villano lo acorralaba, pero escucharon muchas cosas. Un lugar. Las cifras de muertos. El pánico. Finalmente, eso provocó una reacción en el niño.

Fue un desastre porque la ciudad quedó en ruinas.

Asustó a todos porque convocaron a todos los héroes disponibles.

Y eso le cabreó.

Salió corriendo por una ventana, bajó por las calles y atravesó el bosque. Llegó a un valle entre dos colinas con un arroyo que corría por el medio y un tronco tirado entre las colinas. Llegó a un árbol, a la gran caja que arrancó del suelo con las manos desnudas.

Abrió las cajas de armas que alguna vez había enterrado y guardó todas las armas que había dejado atrás en una bolsa de lona antes de llegar a lo último que había en esa caja: un uniforme viejo y andrajoso, confeccionado por un punk de secundaria en unos minutos.

Una máscara de pintor rota. Un chaleco antibalas de kevlar que no le quedaba bien. Unas sudaderas viejas. Zapatos grandes y voluminosos y protecciones deportivas mal pintadas de negro. Y, por supuesto...

Siempre todo se reducía a esta chaqueta.

La chaqueta ondeaba al viento mientras se desplazaban por el tejado de la estación de trenes, por encima de la multitud que había huido de la ciudad en implosión. La gente estaba confundida, preocupada y llorando.

La chaqueta todavía tenía rasgaduras y desgarros de sus peleas pasadas.

Se acercó al tren y observó cómo éste empezaba a salir de la estación. El tren estaba completamente automatizado y no quedaba nadie a bordo, ya que regresaba a la batalla para rescatar a más personas. Ese era su billete de entrada a ese infierno.

Se habían diseñado muchas chaquetas a lo largo del año, pero al final siempre se reducía a esta. Tal vez fuera el destino o algo así.

Corrió por el techo en paralelo al tren mientras este ganaba velocidad, luego saltó del techo y se subió al tren, agarrándose al techo y aferrándose a uno de los rieles que había allí arriba mientras el tren comenzaba a ir cada vez más rápido. Ajustó su agarre, sujetándose con un cinturón para poder tener las manos libres mientras se preparaba.

A lo largo del año... así es. Esto fue justo después de su primer aniversario. Solo un año de hacer esto, y qué lejos habían llegado.

RONINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora