≩◇ Aᴘᴇɢᴏ Eᴠɪᴛᴀᴛɪᴠᴏ ◇≨ [Duxino]

•𝐴𝑝𝑒𝑔𝑜 𝐸𝑣𝑖𝑡𝑎𝑡𝑖𝑣𝑜•

Habían pasado 8 años desde que salieron de la secundaria.

Aquino tenía 23, y Duxo 26.

Su cabello negro como la noche se movía en el aire gracias al viento típico de la playa que había en ese instante. Aún así, aquel pequeño contratiempo no iba a ser suficiente para impedirle que se reuniera allí con el castaño.

Sus manos temblaban ligeramente por los nervios mientras caminaba, su mente hecha un revuelo gracias a todos los pensamientos que la invadían.

¿Alguna vez había estado así de nervioso? Él mismo podía jurar que no.

Pero sus nervios desaparecieron con rapidez en cuanto sus ojos observaron la escena ahora casi en frente suyo: Aquino, sosteniendo un ramo de tulipanes en sus brazos, vestido con un traje marrón que le quedaba perfecto y con una sonrisa radiante en el rostro, parado sobre la arena, esperándolo.

Duxo pudo sentir su corazón latir más rápido mientras se acercaba al oji miel.

Pequeños recuerdos pasaron como fragmentos cortos de una película en su mente con cada paso que daba.

Veía a Aquino llegando al salón aquel primer día de clases, acercándose a él y ofreciéndole dinero a cambio de ser su amigo.

Recuerdo que me encantaron sus ojos.

Se veía sentado en las escaleras del colegio junto al castaño, hablando, riendo y chismoseando un poco sobre cualquier cosa que se les ocurriera.

No sé cuando me acostumbré a su risa.

Se veía bailando junto a él aquella primera vez en el cumpleaños del propio oji miel, y las veces que siguieron después de esa.

Siempre ha sido muy bueno bailando.

Veía todos esos pequeños momentos que pasaban juntos en el salón de clases o recreo en la secundaria, y también algunos de los que pasaron una vez siendo universitarios.

Siempre ha sido atento y amoroso conmigo.

Veía y casi podía sentir en sus labios otra vez el recuerdo del primer beso que compartió con Aquino.

Se veía tan lindo estando emocionado.

Veía los momentos de vulnerabilidad en donde alguno de ellos había llorado frente al otro, recordando como siempre Aquino había estado para él sin importar qué, animándolo y dándole palabras o muestras físicas de afecto.

Siempre sabe como hacerme feliz.

Veía el momento de cuando finalmente el castaño le pidió ser su pareja, algunos meses tras haber cumplido 18 años.

Valió la pena totalmente esperar por él.

Y finalmente, mientras se detenía a menos de un metro de distancia de Aquino, veía lo que se convertiría en un nuevo y valioso recuerdo que almacenaría por siempre en su mente.