•𝐴𝑟𝑟𝑖𝑒𝑠𝑔𝑎𝑟𝑖́𝑎•

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Octubre

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Octubre.

Cumpleaños número 18 de Duxo.

El azabache se encontraba en su cuarto ahora mismo, ordenando los 18 regalos que Aquino le había entregado más temprano en el colegio.

La sonrisa no desaparecía de su rostro mientras sacaba lentamente de aquella caja (decorada con papel de regalo morado) libros, peluches, figuras de acción (y otros tipos de muñecos), mercancía relacionada a Spider-Man y algunas cosas relacionadas con palomas y pingüinos...

Sí que Aquino sabía bien como animar su cumpleaños, y que regalarle para hacerlo sonreír.

Después de terminar de ordenar todos los regalos, el azabache se acostó en su cama con su celular en manos, frunciendo el seño ligeramente al notar que mientras había estado ocupado le habían llegado notificaciones nuevas de dos chats diferentes: El de su madre y el de Aquino.

Dudó por unos segundos antes de abrir el chat con su madre, y el mensaje de ésta que leyó lo sorprendió.

Mamá: Estás en tu casa hijo? Estoy en el carro, yendo a verte.
Ya casi llego.

Una pequeña sonrisa apareció en su rostro mientras respondía.

Duxo: Aquí estoy. Ahora mismo salgo a esperarte.

Apenas hubo mandado ese mensaje, corrió a pararse frente a la puerta de su casa sin abrirla aún, esperando ansiosamente por el sonido del timbre, que poco después finalmente sonó.

Abrió la puerta con rapidez, la emoción notable en su rostro... Hasta que notó que no era su madre quien se encontraba tras la puerta.

Era Aquino, quien ahora mismo lo miraba con curiosidad. Duxo supuso que era por su posiblemente notable expresión de sorpresa.

Entonces, la sonrisa del azabache desapareció al tiempo que sentía su rostro calentarse.

—¿Qué haces acá, Aquino? —Preguntó entonces, tratando de no sonar muy grosero, al menos esta vez.

Pero el castaño ni siquiera alcanzó a responder, pues una voz repentina detrás suyo dejó confundidos a ambos adolescentes.

—¿Duxo? ¿Hijo? —Ambos chicos voltearon de inmediato, viendo entonces a una señora con una caja de pastel en sus brazos. Duxo, por supuesto, la reconoció de inmediato como su mamá.

—¡Mamá!

La mujer sonrió al escuchar la voz de su hijo, aunque no tardó mucho en fijar su mirada en el joven que estaba aún frente a él. Lo observó de arriba a abajo con curiosidad, y entonces preguntó:

—Disculpa, joven... ¿Eres amigo de mi Duxito?

Mátenme, huevón.

Mátenme, huevón

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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≩◇ Aᴘᴇɢᴏ Eᴠɪᴛᴀᴛɪᴠᴏ ◇≨ [Duxino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora