Más tarde esa noche, después de que todos los invitados se fueran de la fiesta, JiMin decidió acercarse a YoonGi con intenciones de disculparse por lo sucedido. El pelinegro se encontraba en el jardín, tratando de reparar los daños. La tensión era palpable mientras JiMin se acercaba a Yoongi, quien estaba recogiendo algunos pétalos caídos y tratando de arreglar el desorden que provocaron Taehyung y los demás. La frustración de Yoongi crecía al recordar que ese jardín de rosas era un símbolo de sus recuerdos más preciados, una conexión con su infancia y el orfanato. Sin embargo, al ver a JiMin, su dolor se transforma en herida.
—¿Por qué tienes que hacer esto, JiMin?—Preguntó Yoongi, su voz temblando un poco, intentando contener el llanto.—¿Por qué tienes qué ser tan cruel conmigo? Este jardín es un recordatorio de nuestro pasado, de nuestra infancia y el cariño que nos teníamos ¿Cómo puedes ser tan cruel? Son nuestros recuerdos.—¡No quiero escuchar nada sobre eso!—Gritó JiMin interrumpiéndolo, su frustración estallando.—Me avergüenza ser huérfano, ¡Y no quiero que me lo recuerdes constantemente!
Las palabras de JiMin resuenan en el aire, y por un momento, el tiempo se detiene. Yoongi sintió la punzada del dolor en su pecho, las lágrimas amenazan con brotar, pero permanece en silencio, impactado por la revelación de JiMin. Al escuchar a JiMin expresar su vergüenza por ser huérfano, Yoongi sintió una mezcla de confusión y tristeza. La dureza en las palabras del rubio le causa un dolor profundo, como si una parte de su propia identidad estuviera siendo rechazada.
Yoongi, por su parte, había aprendido a aceptar su pasado; para él, el orfanato no es solo un lugar de desamparo, sino un hogar donde encontró amor en las figuras maternas que lo criaron, las mujeres que lo consolaban y le brindaban apoyo en sus momentos más difíciles o cuando enfermaba. Estas memorias son un tesoro que ha abrazado, y escuchar a JiMin despreciar su propia historia lo hiere aún más.
—No entiendo por qué te sientes así.—Responde Yoongi, su voz cargada de dolor.—Para mí, no hay vergüenza en ser huérfano. Las mujeres que cuidaron de mí, las considero mis verdaderas madres.
Un remolino de emociones invade a Yoongi: tristeza por la lucha de JiMin, frustración ante la falta de conexión entre ellos y una profunda compasión por él. Lo que menos Yoongi quería era que JiMin sintiera dolor, quería que fuera feliz en todos los aspectos. El pelinegro sentía que su pasado y su identidad son válidos, dignos de orgullo y amor.
La sensación de abandono surge de nuevo en él, recordando cómo JiMin dejó de responder sus cartas. Doloroso y desgarrador, esa falta de respuesta añade un peso a la relación, haciendo que Yoongi sienta que, a pesar de su vínculo, ambos han tomado caminos distintos en torno a sus pasados. La intimidad que alguna vez compartieron se tambalea, dejando a Yoongi anhelando una conexión más profunda y sincera.
Yoongi observaba el jardín destrozado, las rosas pisoteadas y los pétalos esparcidos por doquier. Yoongi se encontraba arrodillado, mirando fijamente un rosal roto. JiMin, entre lágrimas, se acercó lentamente, con la mirada baja.
—Yoongi... lo siento. De verdad.—Murmuró, esperando una buena respuesta de su parte. Sin embargo, Yoongi levantó la cabeza, sus ojos llenos de dolor.
—¿Lo sientes? ¿Después de todo lo que hiciste? ¿Recuerdas cuando éramos pequeños y nos prometimos que si no nos adoptaban juntos, nunca nos iríamos de ese orfanato?—Recordó alzando la voz, Jimin se quedó en silencio, incapaz de mirar a Yoongi a los ojos.—Yo me aferré a esa promesa. Rechacé a los Park porque no quería dejarte solo. Y tú... tú simplemente te fuiste.
JiMin se mordió el labio inferior, sintiéndose incapaz de responder a sus palabras.—Lo sé, Yoongi. Lo sé. Pero... ellos me ofrecieron una vida mejor. Una familia.
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Jardín de Rosas - Yoonmin
Fiksi PenggemarYoongi y Jimin fueron encontrados el mismo día, siendo bebés, en la puerta de un orfanato. Crecen juntos, compartiendo risas, sueños y un vínculo especial que se sella plantando rosas en el jardín del orfanato. Sin embargo, a los 6 años, la vida los...