Manual de lo prohibido♥ -Capitulo 18

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Manual de lo prohibido♥ -Capitulo 18

¿Y a dónde irán? ¿De nuevo a tomar café?

Miré el rostro de Justin, a un lado del de su novia conjeturante y pude ver en él ese tipo de gesto que le producía cada vez que yo hablaba de Chaz. Aquello me alentó a seguir con la mentira.

-No, a la plaza de San Marcos-dije-. Así que si me disculpas, tengo que ir a ver que me pongo-sonreí, pero de esa manera en la que sonríen las brujas malvadas de las películas.
-¿No vas a cenar?-inquirió Sharon.
-No, no tengo hambre; pero si acaso me da, creo que tengo una barra de granola en mi escritorio-me encogí de hombros.
-Está bien.
-Hasta mañana, Justin-dije, cordialmente y le sonreí. De veras que me sentía mala y a la fierecilla le gustaba eso.
-Hasta mañana, _______-musitó, serio y sin sonrisa.

Me di la media vuelta y me dirigí a mi habitación. Había calmado a la fierecilla e incluso le había dado una dosis de satisfacción, pero ahora tenía otro problema. ¿De dónde demonios había salido mi mentira? No me quedaba más que sólo cruzar los dedos para que Chaz pudiera ser mi cómplice y aceptara la invitación que le iba a hacer.

Marqué rápidamente el número de Chaz y me aparté de la puerta para que no pudieran oírme. Timbró un par de veces y a la tercera su voz de ángel contestó del otro lado de la bocina.

-¿_______?-me dijo, sorprendido por mi repentina llamada. Él siempre era el que me llamaba a mí.
-Hola, Chaz, ¿cómo estás?-susurré casi.
-Bien. ¿Por qué hablas tan bajito?-me preguntó, cambiando su tono de voz al mío.
-Por que no quiero que me oigan.
-¿Quién?
-Mañana te explico, ¿sí? Sólo quería preguntarte si querías salir a pasear conmigo a la plaza-arrugué el suéter negro que llevaba puesto, nerviosa.
-¡Por supuesto! ¿Mañana?-suspiré de alivio.
-Sí, gracias.
-No, gracias a ti por invitarme-dijo.
-Entonces, hasta mañana, buenas noches y gracias-musité.
-Hasta mañana.

Tranqué la llamada e hice una exclamación de victoria. Sabía que podía contar con Chaz cuando fuera.
Me senté sobre la cama y me incliné para abrir el cajón inferior de mí buró. Rebusqué entre papeles y debajo de todos encontré lo que había guardado como un tesoro a capa y espada hasta hoy. Levanté las diez fotos y miré cada una hasta encontrar alguna que dibujara el rostro mejor.

Cuando lo hice, la tomé entre mis manos y estudié el bello resplandor que por sí sólo reflejaba el rostro de Justin. Sentí en mi estómago como si un montón de burbujas se inflaran y fueran flotando en el espacio libre. ¿Por qué él me provocaba todo esto? Ahora empezaba a tener un miedo racional y tangible. Justin no debería de provocarme ese tipo de sensaciones, por que yo sabía que significaban.
Recordé lo que había ocurrido hace rato, y no pude ni imaginarme lo que hubiera pasado si Sharon no hubiese llegado. Su rostro estaba demasiado cerca. Demasiado. Sentí cómo las burbujas se inflaron más y revolotearon por todo mi estómago. Sacudí la cabeza, queriendo deshacerme del recuerdo y por consecuente de la reacción.

Guardé de nuevo todas las fotografías en mi cajón, debajo de todo el montón de papeles, en donde deberían de estar. Me arropé para dormir y escruté el techo en total oscuridad; luché contra los pensamientos que en ese momento estaba teniendo, a mi no me podía gustar el novio de mi mejor amiga, no debía.

-¿Quién eres?-pregunté, ya que su rostro me era conocido, sin embargo, también me parecía una persona extraña.
-Tu otra yo-me dijo. Me solté a reír.
-Sí, claro. No puedes ser mi 'otra yo'; ¡yo no me pondría jamás esos tacones tan altos!-señalé sus pies.
-Si, bueno; pero resulta que yo hago cosas que tu normalmente no harías. Como por ejemplo, aceptar que me gusta Justin.
-¿Justin Bieber?-vociferé, echándome hacía atrás.
-¿Lo ves?-dijo de lo más tranquila- Tú no lo aceptas, yo sí.
-Justin no me gusta, ¿estás loca? ¡Es el novio de Sharon!
-Deja la histeria que sabes que tengo razón.
-Demente-farfullé.
-Bueno, ¿y qué si no fuera novio de Sharon? ¿Aceptarías que te gusta?
-No.-ella rió y su risa burlona me incomodó.
-Claro, por que si no fuera novio de Sharon, quizá no lo hubieras conocido-pensó.
-No me gusta Justin-dije, tajante.
-Repítelo hasta que te lo creas, por que a mí no me engañas-me sonrió
-¡Guarda silencio!
-¿Por qué? Nadie puede oírnos, sólo estamos tú y yo. Si aceptas que Justin te gusta, dejaré de molestarte.
-No-me crucé de brazos.
-Como quieras-se encogió de hombros-. A fin de cuentas para eso estoy yo.
-No sé de quién seas la otra parte, porque de mí no.
-Como digas-manoteó restándole importancia a mi comentario-. Pero ten en cuenta que yo, sí acepto que Justin me gusta y no olvides que sí soy parte de ti.

El sudor me perlaba el rostro cuando me desperté jadeante entre las sábanas. Eso sí que había sido una pesadilla. Un extraño y loco sueño, nada más. Miré el reloj, eran las ocho de la mañana. Recordé los planes que tenía con Chaz y salí disparada de la cama para bañarme y vestirme.

Salí entonces a buscar a Chaz pasadas de las nueve treinta, y como siempre, esa bonita sonrisa en su rostro de ángel me alegró la mañana.

-Hola-me saludó.
-Hola.
-¿Lista para irnos?
-Claro.

Enredé mi brazo al suyo y nos encaminamos a su mustang antiguo, color negro. Me abrió la puerta y luego puso el auto en marcha. El motor rugió bajó nosotros y las llantas comenzaron a rodar.

-¿Por qué ayer hablabas tan bajito? ¿Quién no querías que te oyera?-me preguntó. Solté una delicada risita tonta, y sentí que enrojecí un poco.
-Sharon y Justin.
-¿Por qué? Déjame adivinar, las especulaciones de Sharon-rió.
-Eemm... sí, eso.

Me miró, aunque no parecía muy convencido debido a mí vacilar a la hora de responder. Llegamos a la plaza de San Marcos y bajamos a caminar. Saqué un par de fotografías de cada monumento mientras que la gente andaba de aquí para allá bajo el tenue y apenas visible sol de la ciudad de Venecia.

-Chaz-musité, como quien no quiere la cosa.
-Dime.
-¿Te ha gustado alguna vez alguien... prohibido?-me miré los pies al caminar, entre tanto que esperaba la respuesta de Chaz.
-¿Prohibido?
-Sí, alguien que no te debe de gustar-vacilé.
-Mmm...-pensó-. A los cuatro años me enamoré de mi tía-rió. Me reí también.
-Es enserio, Chaz.
-¿De quién pudiste haberte enamorado, ________? ¿De un padre?
-Enamoramiento no, Chaz. Y de un padre tampoco-lo fulminé con la mirada.
-Bueno, está bien. ¿En quién te pudiste haber fijado?
-Pues...
-¿Justin?
-¿Qué?-se me bajó la sangre de la cabeza hasta los pies y sentí como si fuera a tocar el piso.

¿Cómo sabía? ¿Cómo pudo haber adivinado tan fácil? ¿Era yo tan obvia?

Manual de lo prohibido♥ Justin Bieber y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora