Manual de lo prohibido♥ -Capitulo 38

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Manual de lo prohibido♥ -Capitulo 38

La sonrisa de Justin se hizo más ancha. ¡Cómo odiaba no entender italiano!

-E 'il migliore amico di Sharon, è venuto a vivire con lui per un po'. Ti farò conoceré, ma non parla italiano~Es la mejor amiga de Sharon, vino a vivir con ella por un tiempo. Te la presentaré, pero no habla italiano.-dijo Justin y me miró con... ¿ternura? -Gaspar, ella es ______. ______ el es Gaspar.

El sujeto me sonrió, estirando sus delgados labios rosados y alzó la mano para saludarme.

-Hola-musitó, bañando al español con un matiz inimitable de italiano.

Sujeté su mano, respondiendo el saludo y le devolví la sonrisa a sabiendas de que la mía parecería turbia. Como no hablé para nada, Gaspar, volvió a la plática con Justin.

-Neanche parla spagnolo?~¿Tampoco habla español?-le preguntó, confundido.

Justin soltó una carcajada que al instante supo contraer.

-Penso che odia questi luoghi, man no te la prendere personale-le dijo él, con amabilidad-. Beh, è meglio andare~Creo que odia estos lugares, pero no te lo tomes personal. Bueno, tenemos que irnos.-el pesar en el rostro de Justin apareció de repente.

Al menos podía estudiar sus expresiones sino entendía nada de lo que hablaban.

-Ma se siete appena arrivati!~¡Pero si acaban de llegar!-parloteó el sujeto tras la barra.
-Sì, ma fretta~Sí, pero tenemos prisa.-una mueca se dibujó en el rostro de Justin.
-Okay, okay. Saluto Sharon.~Está bien. Está bien. Me saludas a Sharon.
-Chiaro~Claro-Justin sonrió, fugaz.
-Hasta pronto, ______. Me dio mucho gusto conocerte-me dijo con su acento italiano, distorsionando un poco el español.
-Adiós, Gaspar-musité, tímida.
-Arriverdeci-dijo, Justin, despidiéndose con el movimiento de mano también.
-Arriverdeci, Justin-dijo él.

Justin me tomó de la cintura y el tacto cálido de su mano sobre mi cuerpo, llegaba incluso a través de la ropa. La piel se me erizó, como si una lombriz de electricidad me recorriera el cuerpo.

Me sacó de aquel lugar y pude respirar el aire fresco una vez que estaba afuera. Aquel respiro me hizo pensar en Sharon. Me sobresalté.

-¿Qué hora es?-le pregunté a Justin.

Sacó su celular y miró la pantalla del mismo.

-Las ocho con cuatro-contestó, como si nada.
-¡Sharon ya está en casa!
-Conduciré rápido-dijo.

¿Esa era su respuesta? ¿Acaso me sentía más culpable yo que él? ¿Él se sentiría culpable al menos? Las preguntas revolotearon en mi cabeza con voz propia, mientras me esforzaba a mandarlas todas al rincón de mi mente. Callándolas.

Subí a la Hybrid de Justin cuando este me abrió la puerta. El tiempo se me acababa; había pasado un buen rato con él, sin embargo para mí pareció sólo la prolongación de lo que dura un suspiro y ahora iba a ponerle final al día, a mi tarde con él.

Condujo hasta el departamento de Sharon, y en el camino casi no hablamos debido a que mi cabeza se encontraba hundida en pensamientos, buscando alguna manera de explicar la situación. Situación que a Justin parecía no preocuparle.

Cuando llegamos y él estacionó frente al edificio, me congelé en el asiento por que aun no tenía el pretexto ideal para decirle a Sharon. Hoy era una de esas noches en las que la cabeza no me daba para más, más que para sostener el cabello.

El rugido del motor se detuvo y el silencio se produjo la instante.

-Listo, subamos rápido-dijo, Justin, satisfecho del tiempo que había tardado en llegar. ¿Veinte minutos se le hacía poco?
-Espera-le sujeté del brazo antes de que bajara.

Me miró, intrigado.

-¿Qué vamos a decirle?-pregunté.
-¿A quién?-inquirió, confundido.
-A Sharon-dije, obvia.
-¿Por qué?-su ceño levemente fruncido me decía que no estaba fingiendo confusión.
-Por la hora a la que llegamos, por que estamos juntos, querrá explicaciones-intenté explicarle, desesperada, la culpa me estaba comiendo por dentro.

Justin rió por lo bajo.

-Pues le diremos la verdad, ¿no?-dijo- Que salimos a la feria y que pasé a saludar a Gaspar.
-Pero...
-No hicimos nada malo, ______-me interrumpió, pero aun en la oscuridad de la noche pude ver el brillo ladino que sus ojos desprendían con persuasión. Y el tono de voz cínico que salía de sus labios carnosos.
Tuve que hacer un esfuerzo sobrenatural por no aproximarme a ellos, para acallar los ridículos latidos de mi corazón que podrían dejarme en evidencia. Tuve que obligarme a retener a la cordura para no contradecir a lo que él acababa de decir.

Manual de lo prohibido♥ Justin Bieber y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora