Un nuevo cazador- Izuku Midoriya en Kny-

Capítulo XXI: Pequeños combates.

Las cosas no iban mal para Izuku. La noticia de poder regresar era difícil de digerir, se dio cuenta de que talvez no era lo que deseaba, no en ese momento.

Ver a Tanjiro entrenar con la katana de madera era algo común en sus días. Darle a notar sus errores era cada vez menos habitual, cada vez era mejor y la selección de cazadores estaba próxima.

Si llegaba a desaparecer, Tanjiro sería su sucesor. Por el momento se encargaría de entrenar al chico. Después de que pase la selección, tendría que hablar con los Pilares, sobre su hermana.

La vida para el chico no sería fácil, mucho menos sí su objetivo era devolverle la humanidad a su hermana, pero el creía fervientemente en Tanjiro.

Izuku: Tanjiro.- El chico detuvo su entrenamiento, miró confuso a su maestro al serle entregada una katana real.- Tengamos un combate de entrenamiento.

Dejando su katana en el suelo, agarró una de madera. Suficiente ventaja tenía con el sensor de peligro. Tanjiro no dudó, sabía la diferencia que hay entre él y el pilar, y por eso no se negaría.

Su derrota era obvia, pero demostraría todo lo que había aprendido en casi dos años de entrenamiento.

No hacia mucho para derrotar al chico, se mantenía al margen, esquivando y reteniendo los ataques, su rigidez había desaparecido por completo, su postura ya no era débil. Los puntos ciegos habían desaparecido casi por completo y su velocidad era mayor. Su respiración controlada y casi siempre la mantenía en concentración total.

No había forma en la que el chico muriera en la selección final. En cada ataque mantenía la misma fuerza y sobre todo la misma determinación.

Cuando la katana afilada cayó al suelo, terminó el duelo. La mirada orgullosa del Pilar se plantó en el chico, él lo lograría, lograría su objetivo, eso era lo que su interior le decía.

Izuku: Ve a ducharte y luego descansas. Haré de comer.

El chico obedeció y después de darse una ducha, caminó hacia el cuarto de su hermana. Ahí la chica demonio yacía plácidamente dormida, desde hace casi dos años. Su corazón se hundía al verla dormir, con miedo de que un día simplemente la dulce chica dejara de respirar. Al asegurar que eso aún no pasaba, se dirigió hacia su maestro, quien había servido la comida para el chico.

Izuku: ¿Cómo está Nezuko?

Tanjiro: Sigue durmiendo.

Izuku: Saldré. Aún queda más comida, por si quieres más.

Tanjiro: Vaya con cuidado, Midoriya-San y gracias por la comida.

Con un último gesto salió de la finca. Se dirigió al poblado más cercano para comprar algunas cosas que hacían falta. Talvez también comería en algún puesto, aún no estaba seguro de ello.

Se detuvo frente a un puesto de mochis, hacia tiempo que no probaba algo dulce. Comer uno no le vendría nada mal, así que compró uno. Cuando estaba por pagar sintió las manos de alguien posarse en sus ojos, tapando su vista por completo.

Al inicio se asustó, pero al escuchar una voz tranquila y algo risueña detrás de él se calmó.

-¿Quién soy?

Izuku rió levemente, llevaba tiempo sin escuchar esa voz.

Izuku: Hinatsuru-San, ¿cómo has estado?

Las manos se retiraron de sus ojos, tranquilamente se dio vuelta para ver a la chica.

Hinatsuru: Bien, Izu'-san, ¿y tú?

Izuku: Bien, ¿quieres un mochi?

Hinatsuru: Claro.