Capítulo XXIII: Selección y misiones.

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El tiempo no tardó en avanzar, en un abrir y cerrar de ojos tres meses habían pasado, la selección empezó y junto a ella el cumpleaños de Izuku llegó. Felicitaciones por parte de sus amigos llegarón, junto a la de su discípulo.

Fue tan simple que no parecía un día especial, porque realmente no lo era, por lo menos no para él.

Su discípulo ese mismo día partió hacia el lugar designado para la prueba de cazadores. No tenía miedo de que muriera, pues sabía que no había forma de que eso sucediera.

Abandonaría sus misiones durante ese corto periodo, para cuidar de la chica demonio. Cada tres horas revisaba a la pequeña niña. Siempre que la miraba le recordaba a la pequeña Eri, quien actualmente tendría casi la misma edad que la pequeña Nezuko.

Sin nada más que hacer y faltando tres días para que su pupilo volviera, se quedó en la habitación de la chica. Acariciando su pelo, mientras le hablaba de su día a día, como lo hacía Tanjiro.

Sus palabras quedaron retenidas en su garganta cuando recordó su sueño. Deseaba con toda su alma que fuera sólo un sueño. Sin saber que en realidad había estado consciente en su mundo.

Que aquellos ojos cristalinos que miró en su madre, eran reales, al igual que el sentimiento de miedo que emergió en ella después de ver a su hijo volver a cerrar los ojos.

Recordó todo lo sucedido en los últimos tres años. Recordó todo por lo que pasó antes de ellos y sobre todo con las personas que convivió. Pronto volvería a verlos y de eso ya no cabía duda. Sin embargo sabía muy en el fondo que no era lo que deseaba, no en ese momento.

Dolía pensar en ello, dolía darse cuenta que lo que más deseaba era quedarse. Dolía no saber la causa de su negación en volver, o talvez sí lo sabía, pero se negaba profundamente en aceptar la realidad.

Una mano se posó en su mejilla, limpiando cuidadosamente las lágrimas que empezaban a caer por su rostro.

La sorpresa no tardó en adueñarse de su expresión. Los ojos rosados lo miraban con tristeza y pena. Pasaron minutos hasta que reaccionó, la chica había despertado.

Izuku: Ta-Tanjiro estará feliz.

Una dulce sonrisa se mostró en el rostro de la joven. Ahora podría dejar de preocuparse por que la chica no volviera a despertar. Al igual que Tanjiro, ese era su mayor temor.

Nezuko estaba feliz y como una niña chiquita, recostó su cabeza en las piernas del Pilar, pidiendo mimos. Izuku no tardó en complacer a la pequeña demonio.

Disfrutó de ese pequeño momento de paz junto a la pequeña Nezuko.

Y como si fuera una rutina establecida, cada noche y parte del día, el Pilar acompañaba a la pequeña demonio, le gustaba acariciar su suave pelo, hacerle peinados y pasar el tiempo junto a ella. Tiempo que pasaban felices juntos.

Cuando Tanjiro llegó, esa rutina se rompió. Ese día las lágrimas de Tanjiro parecían no querer cesar. Bastaba sólo ver ese momento para darse cuenta del amor que se tenían ambos hermanos.

Tanjiro contó todo lo que sucedió en la selección. Incluso ese pequeño evento que hizo el menor de los hermanos Shinazugawa. Realmente deseaba que la relación de ambos hermanos fuera igual que la de su discípulo con su hermana, pero parecía casi imposible.

Mirar las estrellas durante las noches era algo habitual entre los tres. Podía ver el brillo en los ojos en ambos hermanos al contarles lo que sabía sobre cada hermoso punto en el cielo.

Los quince días antes de la primera misión de Tanjiro pasaron volando. Al ver a Haganezuka dirigirse a su finca creyó que sus ojos miraban mal. Talvez aún seguía dormido.

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Un nuevo cazador- Izuku Midoriya en Kny-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora