Cap. 2

85 4 3
                                    

-Qué tal esta: veintidos años, metro setenta, rubia, ojos azules y amante de los cachorros bulldog.

-Mmmm no.

-Tío, es la chica número catorce que rechazas.

-No es como se me antoja.

El flashback de unos curiosos ojos almendrados vino a mi mente.

-Cada día eres más especial con tus gustos, hermano.

-Yo lo llamo control de calidad.-Entonces recordé el rosado de sus labios.

-Maldito bastardo...Está bien, sigamos. Ey, esta tiene unas bonitas...

-Déjame ver. Naaa, solo me gustan las rubias, Harry... Ya sabes.

-Cierto, disculpa.

Proseguimos con la búsqueda para mi chica del fin de semana en el portal de citas pero no estaba de humor, no encontraba nada parecido a...

Una llamada entró a mi celular.

Miré la pantalla y luego a mi amigo- Es tu hermana.

Él se encogió de hombros y respondí.

-Hola hermosa, cómo amaneciste hoy... ¿Una sorpresa?

-Te dije que lo haría-Me dijo Harry por lo bajo.

Le pedí que guardara silencio.

-¿En serio? No imagino que podrá ser. Perfecto, en media hora estoy allá.

Me levanté del sillón y cogí mi chaqueta azul.

-Voy por tu casa ¿Te quedas?

-¿No seguiremos con la búsqueda?

-Te lo dejo a ti.

Hicimos nuestro clásico cruce de manos y salí del departamento haciendo sonar mi auto con el control de llaves.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

-¡Vete ya niña!

Me chocaba que me llamara así-Ya estoy lista, adiós.-Me despedí de Janne con un gesto de mano.

Cualquier extraño podría notar que la relación con mi madre no era la mejor. Creo que incluso era más cariñosa con la anciana vegetal que cuidaba los fines de semana.

Tomé el ascensor y salí a enfrentar el mundo, uno que había amanecido muy frío e intentó quitarme la chalina con el viento.

Me detuve en la tienda de Madame Rude en busca de mi barrita mágica de chocolate, le pagué con tres dólares a la regordeta mujer que me atendió y me encaminé con todo el pesar que se puede tener un lunes camino a la escuela.

Mientras sacaba algunas cosas de mi casillero unos pasos de taco acompañados de risitas tontas llamaron mi atención.

-¡Te ves increíble!

-¡Sí, pareces una diosa!

-Ya saben, fue el regalo de mis padres ¡Al fin diecisiete!

-Y ya te vio tu novio...

-Nos vimos ayer y sé que le encantó, debieron ver cómo se le abrió la boca apenas me vio.

No tuve que esforzarme mucho para reconocer esa voz engreída, era Clare. Yo simplemente no soportaba su existencia y ella no soportaba la mía, el sentimiento había sido mutuo desde kínder Garden, cuando un día despertó con ganas de odiarme y desde entonces lo hizo.

Cerré rápidamente mi casillero y giré en mis pies, chocándome con el grupo de chicas revoltosas que seguían adorando a la jefa de su manada. Sin embargo, algo había cambiado, Clare no parecía Clare. Ella había teñido su larga melena de rubio y por justicia debo decir que no le quedaba mal, ahora incluso lucia inofensiva, aunque yo había acumulado demasiadas pruebas para saber que eso no era cierto... Al menos no hasta el último viernes que la vi, pronto descubriría si estaba equivocada o no.

Trágate tus floresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora