Cap. 15

10 0 0
                                    



El oscuro recibidor de la casa había desaparecido y en su lugar, se sostenía un enorme salón, que como pude notar al poner un pie dentro, tenía el suelo cubierto por completo de una cálida madera, las paredes habían sido pintadas de un celeste pastel muy claro y la escalera cerca a la entrada tampoco figuraba, solo muy al fondo pude notar que existían unas gradas estilo aviador que se conectaban al segundo piso. Entonces descubrí que la mitad de este ya no existía, por lo que el techo era realmente alto. La casona era maravillosamente amplia- podría demorar más de cinco minutos en llegar de un extremo a otro- y llena de vida por los rayos de sol que el nuevo tragaluz dejaba entrar.

-¡Pero qué pasó!-Dije con alegría y aún sin poder creer aquella transformación.

-¿Te gusta?

-Sí, pero...

-Qué.

-Tenías aquí tantos recuerdos... de los antepasados de tu familia... que no puedo creer, que hayas, destrozado, todo...

-Deb, este lugar necesita ser útil, y en eso tú me vas a ayudar.

-¿Yo?

-Cierra los ojos.

No me gustaba la idea pero emocionada como estaba, hice caso.

-Visualiza la nueva imagen de la casona. Cuando te diga, abrirás los ojos y dirás el nombre de la primera cosa que se te venga a la mente y creas que podría funcionar aquí.

-De acuerdo.

-¿Ya vislumbras la casona?

-Ajá.

-Abre los ojos.

Así lo hice y me llenó de alegría lo que pensé.

-¿Lo hiciste? ¿Imaginaste el lugar?-Dijo lleno de esperanza, eso me divirtió.

-Qué imaginaste.-Dijo poniendo ambas manos en mis hombros.- ¿Es una gran idea?

Sonriente y asentí con la cabeza.

-Entonces dime-dijo impaciente.

-Primero quiero saber qué has imaginado tú, quizá es lo mismo.-Me encogí de hombros.

-Bueno, si tu idea es tan buena como la mía...

-Así que lo tuyo también es genial...

-Eso pienso pero no me convence del todo, necesito una segunda opinión. ¿En qué pensaste?

-Di lo que pensaste tú primero.

-¿Y cómo sé que no dirás que se te ocurrió lo mismo que a mí?

-Qué poca confianza.-Lo empujé con un dedo.

-De acuerdo, veamos si es el mismo lugar que yo imaginé... En tu propuesta ¿Las personas deberán pagar para entrar?

-Nop –Dije animada.

-Bien, sobre hablar...

-No podrán hacerlo.

-De acuerdo, lo que pensé termina en ....teca, ¿tienes una idea?

-Creo que sí pensamos lo mismo.-Dije de pronto feliz. -¡Ya sé! Digamos al mismo tiempo nuestra idea.

-Parece justo.

-Uno, dos, tres...

-¡Discoteca! -¡Biblioteca!

-¿Qué? – ¿Qué?

-¿Estás mal de la cabeza?

-¿En serio, Deb? ¿Piensas que una biblioteca tendría éxito acá?

Trágate tus floresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora