Cap. 13

36 1 0
                                    


-Eso fue todo lo que pasó.

-¿Y estás bien?-Ella sonaba preocupada.

-Sí, Nessa está todo en orden.-Solté poniéndome de pie.

No quería que me viera a los ojos porque entonces sabría que mentía. La actitud de Thiago me había asustado y dejado ligeramente nerviosa pero nadie lo podía saber, me costaba reconocer lo frágil que a veces llegaba a ser.

-Entonces por qué no se lo contaste a Rowell.

Voltee alarmada-¿Bromeas? ¡Nessa, ni se te ocurra decirle una palabra de esto!

Ella parecía meditarlo.

-No es su asunto.-Reafirmé.

-Está bien, pero no estaría de más que lo visite y le diga algunas cosas a ese chico, parece ser más listillo de lo que aparenta.

Moví la cabeza horizontalmente-El problema con Rowell es que él preferiría decirle algunas cosas pero usando los puños.

Esa fue la razón por la que unas horas atrás, cuando al fin logré parar lo que parecía un interminable diluvio de lágrimas en mi rostro, no quise contarle nada de lo sucedido.

-¿Ya puedes hablar?-Dijo acomodando tras mi oreja un mechón de cabellos sueltos.

Sentados como estábamos en el suelo del pasadizo, negué con la cabeza y seguí acurrucada entre su cuerpo. Él solo se mantenía acariciando mi espalda.

Un rato después volvió a insistir-¿Debe preocuparme lo que pasó?

Lo miré y volví a negar.

-¿Podrías hacer algo más que mover la cabeza? Me está matando el no saber...

Como siempre no podía esperar porque todo se centraba en él y sus necesidades. Rodé los ojos y me alejé poniéndome en pie-Ya estoy bien, ve a tu casa o a donde sea.

-Cuando me digas qué pasó-Dijo parándose también.

Le di la espalda buscando las llaves del departamento en el pequeño bolso que llevaba conmigo.

-¿En serio Deb? Estabas temblando cuando llegué ¿Y no me quieres contar qué te puso así?

-No es tu asunto.-Solté bruscamente.

-Está loca-Lo escuché murmurar.

-¿Qué dijiste?-Dije molesta.

-¡Que necesitas ayuda! Estás mal de la cabeza.

-¡Oh, dime algo que no sepa!-hablé con sarcasmo.

-Bien. Podría empezar por mencionar lo bip... que digo bipolar, eres tri, cuadrupolar...

-Esa palabra ni siquiera existe.

-Ves, a eso me refiero. ¡Señores y señoras, con ustedes Deb en modo academia lingüística! Y estaba llorando hace menos de un minuto.

-Tarado.

-Qué más.

- ¡Vete, Pigmeo mental!

- Sí ¡Eso hago!

Escuché sus pasos alejarse y giré a mirarlo justo cuando desaparecía de mi vista.

Cuando abrí la puerta del departamento la tiré con todas mis fuerzas y caminé dando zancadas hasta mi cuarto, donde otra puerta volvió a resonar. Solo Rowell podía cambiar mis estados de ánimo así de rápido.

Media hora después tenía a una preocupada Nessa en el umbral de mi casa.

-Dijo que no estabas bien y no querías hablarlo con él.

Trágate tus floresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora