Las siguientes semanas resultaron ser una locura, uno porque decidí que si sería amiga de Rowell, quería serlo totalmente y eso implicó que aumentara el número de salidas para vernos durante la semana, casi siempre con Nessa y Harry, y como ya no me incomodaba estar junto a él, puesto que se había vuelto todo amable, dejé de invitar a Thiago a todos nuestros planes, solo aparecía de vez en cuando, al igual que Ivet, aunque a ella la había visto casi todos los días en la última semana, seguía siendo agradable.
La otra cosa que volvía una locura mis semanas eran las clases, faltaba únicamente dos meses para acabar el colegio y como era de suponer, los profesores se pusieron realmente intensos con el tema de la universidad, eso me hizo recordar que tenía pendiente enviar mis cartas de presentación a las dos casas que funcionarían como plan b por si no era aceptada en Julliard.
Ese sábado desperté temprano y como se suponía que estaba siguiendo el camino de la madurez, decidí escribir mis cartas a las universidades, al cabo de unas horas quedaron listas y las guardé en mi escritorio, ahora debía llamar a Nessa para preguntar cómo le iba con el tema, antes me desperecé y fui por algo de comida a la cocina.
Como casi todos los fines de semana, me la pasaba sola en casa mientras Janne iba al trabajo, ella se encargaba del laboratorio en uno de los hospitales de la ciudad hasta el mediodía, después regresaba a casa y se dedicaba a ver películas, leer algún libro o fumar, aunque esto último casi a escondidas, siempre procuraba que no la viera, yo solo rodaba los ojos cuando aparecía y ella intentaba esconder el cigarro en algún sitio.
Un día, cuando me encontraba en la primaria, sucedió que Janne miraba distraída por el balcón de la sala, totalmente sumergida en sus pensamientos, por lo que no notó que daba vueltas cerca, así que cuando me vio intentó esconder tan deprisa su cigarrillo, que sin querer terminó quemando la cortina situada tras su espalda, su favorita. Fue tan dramática su expresión que no aguanté la risa y comencé un ataque de risa en su cara. Solo puedo decir que terminé injustamente castigada.
En la cocina tomé un vaso de agua y cogí una manzana del refrigerador, mientras la mordía cogí el teléfono y marqué el número de casa de Nessa.
Estaba timbrando cuando sonó el timbre en el departamento, me quedé estática hasta que escuché la voz de mi amiga por el auricular aún pegado a mi oreja.
-¡Hola, casa de los Fox!
-Soy yo, están tocando a mi puerta, te llamo de vuelta.
-Oh, sobr...
No esperé a que terminara de hablar y corté la comunicación.
No sé por qué pero fui tan estúpida de llevar el vaso de agua, la manzana y el teléfono conmigo ¿Y ahora con qué mano abres? Haciendo un esfuerzo por no botar nada logré jalar la manija, olvidé mirar por el ojo de pez pero no creí que importara, era pasado el mediodía y debía ser Janne que olvidó llevar las llaves, tenía suerte de que estuviera en casa.
-Traigo buenas noticias-Dijo una voz joven y masculina.
Cuando apareció frente a mí el chico con la correspondencia pensé por un nanosegundo en decirle que solo la tirara en el piso, pero un microsegundo después noté que no llevaba el usual uniforme, además había tocado, cuando normalmente depositaba todo bajo la puerta ¿Por qué lo hacía ahora?
Entonces sacó las revistas y recibos de su cara y lo reconocí.
-Luces... atareada-Dijo con una sonrisa burlona.
-Rowell.-Dije sorprendida.
-Vi tu correspondencia en el piso, la pondré en la mesa, tú no tienes más manos.-Y se abrió camino al interior de mi casa.
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Trágate tus flores
RomanceTodos tienen una idea distorsionada del enamoramiento gracias a las películas y novelas de" terror". En la vida real, solo te llena de dudas, drama y muchas lágrimas. Porque el "terror" es como un "abismo", cuando das un paso hacia el, es probable...