Capitulo 10

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Obviamente no le conté lo ocurrido la noche anterior a mi hermano cuando me preguntó si todo estaba bien esa mañana antes de partir a su trabajo de verano en la oficina postal. Me sentía realmente afectado, sentía que en todo momento el Monstruo aparecería a devorarme de nuevo, no era precisamente un sentimiento muy alentador. Esa noche no había podido dormir, así que seguramente me veía terrible. Me di un rápido baño para intentar despertarme, antes de salir a la calle a buscar a Peter. El chico al parecer, tenía una reunión familiar, no podía salir ese día. Fui a buscar Luke, sin embargo, el muchacho había salido a pasar el día con su familia probablemente al lago.

Estaba completamente solo. Pensé en llamar a Emma, pero no nos conocíamos suficiente. Pensé en llamar a Lisa, la idea me tentaba demasiado pero a decir verdad, también me ponía nervioso. ¿Y sí con la falta de Peter y Luke, cometía una estupidez y mi naciente amistad con ella terminaba mal? Sin embargo, un frío sentimiento de soledad me invadía por completo. Me mantuve en mi patio trasero todo el día, sentado en aquellos viejos columpios balanceándome lentamente observando el cielo azul, faltaba aún bastante para que las estrellas aparecieran y poder ponerme melancólico.

Observé mi teléfono, pensé en llamar a Luke y entretenernos un rato. Luego recordé que no había señal en todo el pueblo y maldije más mi situación. Apreté los puños y me recosté sobre la hierba, me picaba un poco pero hice caso omiso a la comezón. Cerré los ojos intentando...no lo sé. Despejar mi mente, pero cada vez que lo hacía recordaba a la horrible bestia arrastrándome por la calle. Recordé como los mísiles le daban a la criatura, pero el Monstruo ni se inmutaba. ¿Sería destructible esa cosa? ¿Qué planearía hacer el ejército con ella? ¿De no poder hacer nada, cuanto tardaría hasta que hicieran un comunicado?

Y aún más, cuál sería la respuesta del mundo ante la indiscutible verdad de un encuentro extraterrestre en el pueblo de Buitenville del cual nadie nunca jamás nadie había escuchado antes. ¿Habría caos? Los humanos estamos acostumbrados a creernos dueños del mundo, del universo mismo. Sí, probablemente habría un desequilibrio entre la sociedad. Probablemente por eso mismo no habían dicho nada...Recordé el horrible rugido de la bestia, y me sobresalté. Me estaba volviendo loco.

-Esto es una verdadera mierda-soltó una voz a mi lado, creí que sería una de mis alucinaciones...pero se escuchó tan real. Abrí los ojos y eché un vistazo, a mi costado se encontraba Lisa recostada observando el cielo.

-¿Cómo entraste?-le pregunté.

-Por la puerta, tu hermano esconde la llave debajo del tapete-dijo sin darle mucha importancia.

Asentí levemente, teníamos que encontrarle otro escondite a la llave de emergencias.

-¿Qué haces aquí?-pregunté.

-Estaba sola y aburrida, así que vine contigo-me soltó sin apartar la vista del cielo.

¿Por qué conmigo? ¿Por qué de dos mil habitantes en todo el miserable pueblo, porque yo? No era que me molestara, al contrario. Simplemente quería saber por qué conmigo.

-Además, tú te ves tan mal como yo-respondió la chica.

La observé atentamente, en verdad se veía mal. Tenía los ojos sumamente irritados, probablemente había estado llorando. Tenía la nariz roja de tanto limpiársela. Y su cabello estaba despeinado. Sin embargo, seguía siendo Lisa Switzer y seguía pareciéndome hermosa.

-¿Estás bien?-le pregunté.

-No...digo, si-dijo con la voz ronca-Esta bien, no tanto...

-¿Qué ocurre?-le pregunté.

Negó con la cabeza nerviosa. No la culpaba, probablemente no estaba lista para decirlo, o simplemente no confiaba tanto en mí. Estaba a punto de narrarle lo ocurrido la noche anterior, cuando la chica me interrumpió.

El Monstruo de BuitenvilleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora