XXVIII. Dos Victorias

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Lo había mandado a llamar hace una horas, y no se había presentado ante el alfa

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Lo había mandado a llamar hace una horas, y no se había presentado ante el alfa.

El omega sabía que no podía tratarse de nada bueno, tal vez una noticia que no quería escuchar.

No estaba preparado para saber de la muerte de su esposo.

Así que Rymat había tenido que ir hasta el chico.

—No has acudido a mi llamada. —Reclamó. —Debes venir cuando se te llame omega.

—No eres el alfa de la manada. —Acusó. —No se te debe obediencia.

—Tú hermano me dejo a cargo. —Amenazó el alfa. —Será mejor que controles tu boca omega.

Omega, omega.

Tenía un nombre. Harry lo fulminó con la mirada.

El cobarde de Curufin se había marchado a la guerra, dispuesto a unirse al enemigo de su esposo, dejando a cargo a ese idiota, su segundo al mando.

—No obedezco órdenes de mi hermano.

—Es tu Khan ahora. —Amenazó.

Ese rizado era impertinente, pensó. Sin duda nadie le había enseñado cual era su lugar.

Turek lo había criado con los mejores deseos, amandoló más que a sus otros hijos, pero su inmenso orgullo rebasaba su pobre casta.

—El único que siquiera puede acaso pensar en darme órdenes, es mi marido. —Respondió altanero.

—Comprende tu lugar omega, no eres más que una ramera venida a más y casada con un extranjero salvaje, tu deber es... —No término de insultar siendo cortado por el agraviado.

—Y tú no eres lo suficientemente alfa para darme órdenes. —Gruñó.

No quería, ni permitiría que ese sucio alfa le siguiera faltando el respeto.

Pero Rymat se adelantó, dispuesto a golpearlo.

Retrocedió enfadado.

—¿Vas a golpearme? —Retó amenazante. Sus ojos como dagas afiladas —Hazlo y verás como todo el clan te repudiara.

—¿Y tampoco te importan tus crías? —Soltó cobarde el hombre.

—Podemos hacerles daño.

—No te atreverías... —Espetó.

El alfa soltó una risita cruel.

—Pruebame Harry —Pidió. El omega solo guardó silencio.

Eso era, sus hijos eran su único punto débil.

—Ve a tu tienda, antes de que me arrepienta —Ordenó.

El menor se marchó asustado.

Harry no se detuvo hasta llegar a su tienda, y se encerró dentro como pudo.

IMPERIO (L.S.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora