XX. "A Salvo"

109 17 21
                                    

—Ya estás a salvo mi amor. Todos lo están.

Su madre le regaló una sonrisa después de abrazarlo. Y siguió repartiendo mantas y abrigo a los recién llegados.

Harry había querido sollozar de agradecimiento al ver por fin su lugar de nacimiento.

El pequeño campamento estaba lleno con los recién llegados, mientras sus habitantes los observaban recelosos y con ojos curiosos.

Luego de tres semanas de viaje duro, Harry y los suyos habían conseguido llegar hasta las tierras del Norte. Hasta el hogar de Turek, su padre.

El menor solo pudo agradecer al cielo, no haber perdido a nadie en el trayecto. Es decir, excepto los que habían quedado atrás.

Había derramado tantas lágrimas en el camino, era mposible no llorar a la mitad del viaje por tener que dejar atrás aquello que más ama.

El invierno en el Norte estaba recrudecido, pero sus compañeros se acostumbrar Ian rápidamente.

Zayn le dio un asentimiento melancólico al verlo tranquilo por fin. Ambos estaban exhaustos, pero significaba que habían logrado poner salvo a su gente.

Rechazó amablemente el plato de comida que le fue alcanzado, no es que estuviera dispuesto a morirse de hambre por la pena, el problema es que venía sintiéndose mal hace semanas.

Lanzó un suspiro más resuelto a no dejarse consumir por el dolor, mientras pedía a los Dioses que que no fuera posible lo que estaba pensando.

Meses después

—¿Qué harás ahora? —Pregunto rápidamente su padre.

Negó con su cabeza, simplemente no lo sabía.

—Turek por favor, no es el momento. —Su madre intervinó para librarlo del interrogatorio.

Sin poder evitarlo, el omega puso una mano en su vientre, qué ya se mostraba orgulloso.

Sí. Estaba encinta otra vez.

La gente lo miraba con lástima. Un pobre omega que había perdido a su alfa, con un hijo pequeño y ahora otro en camino.

Un escenario desolador.

No lo sentía así ese bebé era un pedacito más de su alfa. Y lo sacaría adelante costará lo que costará.

—¿Aún no han llegado noticias? —Habló cautelosamente.

—Están muertos Harry. —Turek contestó con dureza.

El omega asintió con una mueca triste.

—Lo siento. —Se disculpó con rudeza. —Debo retirarme ahora madre.

Ambos mayores le dieron un asentimiento preocupado.

[...]

Caminaba por el patio central cuando el ruido de los caballos lo asustó. Y un jinete interrumpió su paso, si no hubiera retrocedido tal vez lo hubieran atropellado.

Uno de los jinetes bajó rápidamente de su caballo negro, revelando su rostro de la capucha que traía puesta.

Un rostro que Harry no esperaba volver a ver en mucho tiempo.

—Hermano. —Saludó este. —Así que era cierto. No pensé en que regresarías tan pronto.

La insolencia presente en su voz, mientras lo observaba fijamente dándole una larga mirada apreciativa.

El omega se recompuso lo mejor que pudo para contestar cortés.

—Es bueno verte Curufin. —Mintió.

IMPERIO (L.S.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora