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Probablemente lo que esperaba era que Kang Haerin llegara y la llenara de abrazos, que la besara para abrazarla y quedarse a su lado compartiendo su celo y parte de los síntomas.

Para su sorpresa, no fue así, al contrario. Su mayor solo había dejado un beso en su frente para dejarla de lado.

Ni siquiera entendió como de tener atención todos los días pasó a ser olvidada en un rincón. Como un juguete viejo.

—Tal vez esté cansada... Debe estarlo —se animó.

No quería sentirse mal, no cuando su lobo estaba incluso triste. Jamás creyó sentirse de ese modo en su celo, aún con los mareos y bochorno no tenía la necesidad de nada.

Tan solo quería a la alfa, pero si esta se rehusaba a acompañarla, ella no la obligaría, tal vez necesita estar sola unos momentos.

—Tal vez se dio cuenta que no valgo la pena —negó, ella era bonita.

Siempre se lo decía, y lo creía. Pero, ahora no se sentía bonita, se sentía fea. Olvidada y abandonada como un perro sucio.

Suspiró, estaba lloviendo. En invierno, a veces a parte del frío. Todo era bonito, la lluvia y el ruido de esta.

—Luna... —ahí estaba, entre nubes que pasaban desapercibidas por la noche.

En su esplendor, la luna brillando de una forma muy alarmante. Una hermosa.

—Luna mía, y-yo... ¿Puedo pedirte algo? Algo que me gustaría mucho.

Hizo una pausa, mientras miraba sus piecitos descalzos y sintió el nudo instalarse en su garganta, las ganas de llorar ante las emociones.

—¿Puedo? Porque si es así, yo quiero pedir solo una cosa —la lluvia pareció calmarse —Yo quiero cachorritos, quiero darle una familia a mi alfa. ¿Puedes ayudarme? Yo solo quiero hacerla más feliz. Entender porque ahora no desea verme o tocarme. Entender porque Haerin... me evita.

Sorbio su nariz. Solo quería una familia, ver a pequeños o pequeñas correr de un lado a otro.

—¿Puedes cumplirme mi deseo? —sus mejillas se llenaron de lágrimas a la par que bajaba su mirada y se dejaba caer en el apoyo de la ventana.

Se sentía inútil, no era nada si estaba sola. Sin sus padres no tenía oportunidad de seguir adelante, tampoco podía ver por su trabajo cuando tenía las mismas semanas de vacaciones para volver.

—Lo siento... soy una mala hija. Soy una mala niña... Y no puedo. Solita no puedo.

Tembló, apretando sus piernas y pegándose a la pared de la habitación, ni siquiera quería subir a la cama. No si su mayor no estaba para abrazarla.

No tenía sueño, el único cansancio era emocional.

Sin embargo, eso no le impidió levantarse y limpiar sus mejillas para buscar a Haerin, tenía la esperanza de que la dejara pegarse a su lado.

Com cuidado, salió intentando mantenerse de pie, pues los síntomas seguían. Y los mareos siempre volvían cuando caminaba.

—¿Haerin?

Ver a su mayor en el sillón de la sala fue normal, pero que esta estuviera con ambas manos cubriendo su rostro no era algo que celebrar.

—Hae...

—Ve a dormir, Danielle.

Se quedó quieta, entendió que si había un problema grave que resolver y no le incumbía.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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