Capítulo 44

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Diana

Estaba dormida cuando el sonido de la puerta del cuarto sonó, me desperté y le vi entrar a hurtadillas, se cercioró de que la ventana estuviese bien cerrada, con cierto miedo. Fue un gesto que me pilló por sorpresa. ¿Por qué le preocupaba y por qué cerró las cortinas?

Me hice la dormida, pero tengo que admitir que le vi desnudarse. Observé su espalda y pude notar desde lejos que tenía bastante tensión en sus hombros, se bajó los pantalones y me sorprendió ver su abdomen.

No estaba nada mal.

Se puso la camiseta a toda prisa y los pantalones, luego volvió a la cama, estaba tiritando de frío y olía raro... ¿era marihuana?

—¿Dónde estabas? —pregunté, extrañada. Él se asustó y me miró, jamás le había visto tan derrotado, tan triste.

—Estás dormida, esto es un sueño. —me susurró y me reí de él, sin saber cómo acabé encima de su pecho, mirándole a la cara.

—No y hueles a marihuana.

—Es un sueño... —susurró, puso su mano en mi espalda y yo me di cuenta de que mi pecho estaba sobre el suyo y que no llevaba sujetador.

—Estás temblando. —murmuré y me acurruqué en su pecho, noté perfectamente cómo se aceleraba su corazón.

—¿Qué estás haciendo?

—Dormir contigo y darte calor.

—Didi, no. —murmuró, pero yo me recoloqué mejor y pasé mi pierna por encima de él, justo encima de su parte más sensible, él tembló como de sorpresa.

—Estás soñando... —le dije con el mismo tono.

Besó mi frente mientras se reía y empezó a acariciar mi cabeza, me relajó el movimiento de sus dedos y yo puse mi mano también en su pecho, su respiración se tranquilizó y noté su corazón mucho más calmado, entre eso y sus caricias, me dormí en cuestión de segundos.

***

El Sol me daba en la cara y sentía la mano de Ulises en mi cabeza todavía, me desperté y me levanté un poco en su pecho, él ya estaba despierto, mirando al techo.

—Buenos días. —murmuré mientras abría mis ojos poco a poco, él sonrió.

Me separé y froté mis ojos.

—Buenos días, Didi.

—¿Me puedes explicar de dónde venías anoche?

Él se dio la vuelta y yo me puse a su lado, le miré por encima del hombro y escondió su cara en la almohada.

—No me apetece hablar de eso.

—¿Venías de ver a una chica?

Se giró con una sonrisa divertida y quedé de nuevo encima de él, era consciente de que mi escote era bastante pronunciado, pero no lo miró.

—¿Y esa preguntita? —me dijo sonriendo antes de meter un rizo detrás de mi oreja.

Estamos temerosamente cerca.

—Tengo derecho a preguntarle a mi amigo por sus líos y que salgas en mitad de la noche me hace pensar en que tienes a alguien por ahí.

—No tengo a nadie, literalmente. —me dijo en un susurro, había dejado su mano en mi oreja y tengo que admitir que me estaba pensando besarle.

—Venga ya, tienes a las tías de clase loquitas.

—No me importan.

—Por favor. —dije con burla antes de rodar mis ojos.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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