¿180 = 360°?

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Sólo oía gritos... Gritos de personas, gente de bata blanca hablando, charlando... La mente, ¿Cuán extraña y desconocida puede ser? Estaba en la camilla, atado... Sentía una enorme desesperación pero sigo sin entender nada. La camilla es movida por alguien con mascarilla, traspasa una puerta y una luz me engulle...

-M-mmm- Desperté. Hoy era un día oscuro, lluvioso, aunque al ver la cara de Rebecca mientras dormía hizo que este pareciera el más iluminado de todos. Estaba apegada a mí y si yo me movía, se despertaría pero no tardó mucho en abrir los ojos. -Vaya... Me quedé dor-¡D!.... Esto... ¿Qué ocurre aquí? Fijo que fue mi culpa, l-lo siento de veras, hahaha, tómatelo a bien, por fi- Heh, tuve que reírme porque su cara roja como un tomate y el hecho de ver cómo se levantaba a toda prisa hacia la cocina para evadirse de la situación era simplemente gracioso. -Tranquila Rebecca, ni que fuera nada malo esto de dormir encima mía. No me dirás que has dormido mal o algo por el estilo, ¿no?- Cuando dije eso, volvió a salir con una sartén -¿Quieres ser el desayuno de esta mañana? N-no te burles de mí, sólo fue un pequeño error mío... No, tu culpa, si me hubieras dicho que no bebiera...- Me aguanté la risa y decidí no acercarme, la veo capaz de hacer tortitas con mi cara. -Yo no sabía que nada de esto iba a pasar. Mira el lado bueno, al menos fue divertido.- Más o menos, a pesar de esos dos hombres, el hecho de dar un volantazo y tener que cargar con ella 5 pisos, hizo de ayer un día especial, pero decidí cambiar de tema. -¿Hoy no trabajas?- Siempre solía irse temprano. -No... Hoy no trabajo, pues me han dado unos días ya que estuve esforzándome en otros casos hasta terminar con ellos...- Bueno, si ella se toma el día libre, tampoco me importa tomármelo a mí. -Rebecca...- Recité su nombre mientras entraba a la cocina, dirigiendo su atención a mí. -¿Qué te parece si me tomo también el día libre? Salimos a dar una vuelta o algo...- Quería liberarme un poco y ganar algo de humor, pues la poca esperanza me quitaba el humor. Supongo que tendría que ocurrir una maravilla para acercarme a la verdad. -Vale pero... He de decirte que hoy a las 7 de la tarde, he quedado aquí en mi casa con Mike para hablar de algo que me quería contar sobre las víctimas. Sé que suena seco pero te tendrás que ir durante una hora así de aquí...- No había problema para mí, no rechazó mi propuesta de dar una vuelta. La mañana transcurrió tranquila, desayunamos, nos preparamos y demás.

Decidimos salir. -D... Hay un problema. Sólo tengo un paragüas, el otro se me rompió por el viento.- Bueno, a pesar de todo, supongo que sólo quedaría una cosa: Que los dos estemos bajo el mismo paragüas. Las cosas me salían más o menos redondas, como un 0. -Está bien, iremos los dos bajo el mismo paragüas. Creo que eso le dará más emoción al asunto de salir.- Ella se rió levemente. -¿Crees que... antes de todo esto, tenías pareja?- Vaya... Esa pregunta... Sin embargo, tuviera o no... -No lo sé pero... Rebecca, mi vida anterior para mí... Ya no tendría importancia, he de vivir de nuevo. Mi mente se ha reiniciado y aunque conociera a mi novia, ya no sentiría lo mismo para ambos...- Después de esto, salimos callados afuera, los dos bajo el mismo paragüas. Llovía y hacia frío, pero me encontraba a gusto y a Rebecca se le veía bien apegada a mí, tanto, que le ofrecí el brazo y me lo agarró. Creo que estaba dando buenos pasos en la vida como para ir bien encaminado. Estuvimos mirando tiendas, charlando sobre varios temas triviales, fuimos a comer... En toda regla, fue una cita pero llegaba la hora del final de esta. -D... Me lo estoy pasando genial, pero...- Ya veo que ella tampoco quería que esto acabase pero tendremos tiempo de salir más adelante. Había cosas que resolver y vidas en juego. La acompañé hasta su portal, donde me quedé viendo cómo se dirigía a las escaleras con una mano en el bolsillo y la otra mano sujetando el paragüas, como se iba, me dí la vuelta pero noté una mano en la espalda y me dí la vuelta. Posterior a eso, noté que algo suave y cálido presionaba mis labios. No había duda, eran los suyos. Le miré mientras me besaba y disfruté del pequeño instante. -L-listo, D... Ahora creo que puedes decir que fue una cita completa...- Se marchó ruborizada sin apenas tener tiempo de decirle adiós. Vaya... Ahora era una gran calidez la que abrazaba mis esperanzas. Diría que ya van dos veces las cosas que me salen redondas en un día, como un 8.

Después de este gran y agradable momento, salí feliz del portal y me quedé por los alrededores del edificio, tampoco es que quisiera irme lejos y quería volver rápidamente. Tenía muchas ganas de volver, creo que podría decir que me sentía como un chaval de 14.

Ya pasó un tiempo y veía la hora de volver. Escuché un estruendo... -Vaya, un relámpago, supongo.- Era el único del día. Cuando me acerqué a abrir el portón, un sujeto salió corriendo dando un portazo y me caí. Iba encapuchado y parte de su ropa tenías un color carmesí. Se le veía desesperado. -.... No, no me digas que...- Se me hizo un nudo en la garganta. Ese estruendo... Sin pensarlo, corrí hasta la casa de Rebecca. La puerta estaba entreabierta, sentía miedo, mucho miedo. Cuando entré, había un rastro de sangre, un tanto disperso... Lo peor fue lo siguiente que ví.

Era Rebecca, tirada en el suelo, no veía que se fuera a mover. Tenía su pistola al lado pero ella... Ella ya no... -¡Rebecca! Te lo ruego... ¡No te mueras!- Me iba a levantar para buscar ayuda pero me agarró del brazo -Ah... D... No sirve de nada, han sido dos... disparos limpios... Me siento... cansada... Pero escucha... - Estaba triste, mi calidez se convirtió en la más fría de las heladas. Mi esperanza no existía y en ese momento olvidaba lo que era la felicidad. -Rebecca... N-no...- Ella me zarandeó para que atendiese, mis lágrimas brotaban, sus palabras iban perdiendo energía. -Quiero que... detengas esto... No confies en... nadie... Mike... Él me ha disparado... Rolland estará de su parte también... No puedes ir a la policía porque te inculpar-án y m-enos en tu estado... Toma...- Me dió su arma, una Beretta que usaba balas Parabellum de 9mm. A veces me explicaba cómo usarla y demás. La tomé pero mi mente estaba en sus últimas palabras. -Úsala en... caso necesario... Por favor... no permitas que se salgan con la suya... Sal de aquí...- Ella hizo un esfuerzo y me ofreció una sonrisa -Te quiero, D...- Esas últimas palabras se incrustaron en mi corazón como si no tuviera nada más mientras veía cómo cerraba los ojos. Estaba furioso, quería quedarme abrazándole y llorando pero me levanté rápidamente, cogí el PIN que dejé en un armarito y salí de ahí corriendo.

Lejos, en el centro de la ciudad, me metí en un callejón, cansado y sin poder pensar claro. Oí una sirena de algo, supongo que sería la ambulancia dirigiéndose hacia allí. Allí permanecí hasta la noche, cuando comenzó a nevar. Al final, el día, que iba ascendiendo para bien sin cesar, se ha torcido bruscamente, como un 1, dando un giro completo a mi vida...

OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora